tras el rechazo

los independentistas se siguen dintiendo muy seguros, excepto alguno que ha salido por patas para que los jueces, (tan malos) les pueden acusar de delito de terrorismo. O sea que siguen siendo tan cobardes como Puigdemont y otros tontos del montón. 

Pero que tengan miedo es algo que me complace enormemente. Es más siento un placer profundo aunque me sea truncado por la carota de cerdo, porcino, que tiene Junqueras sobre los hombros.

Ya, pueden, ya, tener esas carotas de hozar en todas las charcas que, ahora, la ley les está vetando. Les está imponiendo. Y dejémonos de tonterías y generalidades... la ley es para todos igual y hay que impartirla conforme sea el sujeto que las cometa. 

Todos estamos al corriente de los actos cometidos en Barcelona el 1 de Octubre de 2017. Lo que se levantó en Cataluña fue un asalto al Estado centro, a través del Estado comarcal. Y todos lo vimos. Por lo tanto, todos los españoles fuimos testigos del estado de alarma, excepción y sitio declarado en Barcelona, por los propios políticos. Que no fue alguien que pasaba por allí. Que fueron los mismos que trabajan para los ciudadanos, e, incumplieron su deber de funcionario y rango.

Tan disparatado fue que acometieron a los otros funcionarios del estado con categoría de policía estatal. Enviados para para la rebelión contra la Constitución y derivados...

Y, a día de hoy, aún, se permiten ir de chulescos por el mundo, cantando proclamas contra España. Ya faltan días para que les metan en la cárcel a todos estos hipócritas funcionarios, y les retiren todo tipo de privilegios a sus personas. En toco caso deberíamos enviarles con las pateras, de los emigrantes llegados, al Cono Sur de África, para que se hagan sus chabolas con ellas. 

Los españoles debemos parar el tráfico de sinvergüenzas políticos, mediáticos y subalternos. Debemos desoir sus llantos por la fuerza de gravedad del mucho tener a no tener nada: como otros muchos que pagan sus impuestos, aun, llorando por las noches. 

¡Ya está bien! ¡Hasta aquí!