jueves, 29 de febrero de 2024

se acabó el uso inclusivo

iba siendo hora de que alguien se pusiera, en serio, a darle curso de autoridad, a la incapacidad del uso inclusivo. Milei le ha puesto freno a una feminidad desbocada que pretendía descontrolar el sistema operativo en las instituciones públicas. Una cosa es como cada cual acepta la vida en su entorno amigable-afectivo, y el otro, manipular la plasmación en los asuntos o dictámenes judiciales. No se puede ajustar la ley a un grupo de femilocas cuya pretensión está en desmoronar todo lo que considran masculino, patriarcado, a su concha matriz.
El español debe ser conceptual a su formación lingüística sin inclusivismos que puedan cambiar el sentido de las acepciones que lo contiene o forma.
El que yo me pueda considerar o deconstruir un caballo, no significa que, de mis actos, la justicia, pueda enjuiciarme o condenarme, como un caballo.
No sé bien quién pretende desmoronar todo el monopolio o consenso universal, y,
para qué motivo pretenden hacerlo.
¿Acaso pretenden crear una sociedad de ilusos parlantes, y cerebros acomplejados?
No más escuchar a esos parlantes inclusivos para mear y no echar gota. 
El quererse hacer particular, por medio del uso inclusivo, es una merma de su capacidad craneal a la hora de hablar correctamente. Hablar, correctamente, un idioma es más sustancial que buscar peluteces profundas.
Toda mi admiración a Milei y su forma de afrontar las peluteces que merman y marcan a quienes se creen pertenecer a un club inclusivo. No más allá de un grupo o club de personas alienadas. No representan a nadie más.

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