que en España tuviéramos que desmentir la relación sentimental entre nuestro Pedrito Sánchez y la Dama Leticia. Que estén juntos y revueltos. La verdad es que Leticia le pega más a Sánchez, que lo que la une con el monarca. Yo creo que los hados no tuvieron mejor apuesta que hacer una jugarreta con Leticia a la hora de endosársela al pasivo (algunos dicen gay) taurino, que al adonis de Moncloa. ¿Habrá guerra entre mujeres por un Pedro al que todo mundo le llama Perro?
En todo caso un perro dos tetas. De esos que se pirran por el canalillo.
Si estuviéramos en otros tiempos seguro que oiríamos más de un chascarrillo cantado por las calles de pueblos y ciudades. ¡Hasta lo bueno tiene los días contados! Tal pasó con las películas narradas del cine mudo. Esas que mirábamos los niños con embeleso, sin hacer caso al sonsonete del narrador.
Ahora ya somos mayores y el sonsonete es lo más se nos queda, que la propia película. Hemos dado un revés tan alocado que estamos a punto de choque de trenes entre los de vapor y los que van casi volando sobre los raíles.
Y, es en este ínterin, que vemos pasar las imágenes a través de las ventanillas de un mundo que se nos difumina en la retina del ojo. Hasta tengo que poner atención a mi propio yo, para que no se difumine con la velocidad y el espanto.
Ahora sí que hemos encontrado un mundo donde los ricos son inmensamente ricos y los intermediarios: sicarios y ladrones.
Ahora sí que nos vamos posicionando cada uno en su lugar y los pobres en las casas de caridad, durmiendo en la calle y fumando los medios cigarrillos que tiran los altos... Creo, sinceramente, que necesitamos a otro Buda, Cristo o Dios que se vuelva a dejar matar para enmascarar la idiotez, el desamparo interno que posee el individuo normal. Y a este desamparo, algunos, lo llaman don. Vosotros gobernaréis en el Cielo. ¿Es, acaso, que en el Cielo hay administraciones públicas?
Señor, perdona mi ignorancia. Pero no me veo de Sánchez, en la presidencia celestial.
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