hace ya dos meses que la NASA ha apagado la computadora más prometedora de la segunda década del 21. ¿Por qué? Pues porque no tenían muy claro qué podría pasar entre la computadora cuántica y la Inteligencia Artificial (IA).
¿Sería posible que la IA hubiera sido lo suficientemente inteligente como para utilizar la computadora cuántica en experimentos robotizados? ¿Es posible que la IA hubiera convertido a los robots en humanos? Es decir... ¿hubiera conseguido que los robots fueran los presidentes de gobierno de las altas esferas de la política mundial?
Y, ¿quién no nos dice que sean ya robots dada la frecuencia y consecuencia de sus actos? Biden es lo más parecido a un robots que hayamos podido ver los humanos. ¿Es posible que Biden sea un adelanto de la nueva tecnología, aunque un poco falto de retoque funcional? Lo digo porque Biden no sabe, en algunos casos, qué lugar ocupa o quién está a su lado o, no.
Si valoramos los hechos tal cual se van presentando en nuestro día a día y compaginamos los sucesos y la falta de empatía de algunos de nuestros, mualmente conocidos, presidentes... Veremos que tienen una falta o carencia de empatía, como si llevaran un chips incorporado a la cabeza, del bien conocido Elon Musk. Si todos aquellos que nos pusiéramos un chips personas termináramos como Biden al cabo de poco tiempo no sé si el chips sería la solución a nuestros problemas. Más bien nos los complicaría aún más.
Pero no vamos a poner pegas a todo. El caso es que han cerrado el invento de la computadora y ya no vamos a poder alcanzar ese nivelazo de rastreo mental, que supuestamente, podríamos alcanzar utilizando nuestra mente con la computadora. Tal vez, hubiera sido importante hacer experimentos con humanos y ver si alcanzamos una conexión fortuíta o no, con nuestros antepasados los ovninautas.
Una conexión via telepática para decirles que no vengan; que este no es momento propicio para que bajen teniendo a Biden en la presidencia de gobierno EEUU. A Putin en la rusa. Y, Sánchez, en la española. Bajar para tener que largarse sin haber desecho la maleta... no merece la pena, la verdad.
¿De verdad nos interesa tener una tecnología super avanzada con la cabeza que tenemos sobre los hombros?
¿Si estamos, practicamente, sumidos en una tercera guerra mundial y nos ponemos a sacar nuevos inventos para arrancarnos la caveza sin necesidad de levantarse de una silla?
Creo que tenemos que ir más a menudo a un sicólogo, para hacérnoslo ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario