Gracias a la Vanguardia que nos ha mostrado el anuncio promocional del edificio en llamas, nos hemos enterado del resultado de los materiales innovadores que recubrían la fachada de todo el complejo de viviendas. Totalmente ignífugo. Si hubiera sido de cartón, a lo mejor, hubiera resistido más.
¿Qué pasa que no hay nadie que haga pruebas de la resistencia de los materiales en fachadas e interiores para que no vuelva a pasar otra vez en otros edificios?
De lo que dice el anuncio a lo que hemos visto durante la emisión del incendio... es para echarse a temblar viendo la poca vergüenza que tienen algunos de vender tocino, en vez de cemento.
Y... ¿la responsabilidad, ahora, de quién?
Imagino que si estos edificios fueron levantados y vendidos allá por el 2008, la empresa adjudicataria tendrá responsabilidad civil. ¿Vamos, digo yo?, solo han pasado 16 años. Y las vidas que se puede haber llevado consigo el fuego, primero, y el viento, después.
Esto nos viene a demostrar que vivimos en cajas de cerillas donde una chispa puede quemar toda la caja. Y, máxime, cuando hay pirómanos por todos lados. Y, encima, demos gracias al Dios que sea, por haberse prendido al principio de la tarde y no, en plena noche.
Es impresionante que tengamos materiales para mandar un cohete a la Luna o Marte y tengamos los utensilios que utilizamos a cada momento... como si fueran de juguete. Y, todo, por culpa de los costes que pueden llevarse la vida de centenares de personas sin que por ello haya empatía al respecto.
No debería ser cuestión de tiempo y dinero... sino de seguridad y calidad.
Tres días de luto ha declarado la alcaldesa de Valencia, para que los valencianos empaticemos con el dolor de aquellos que se han ido, y de aquellos familiares que les echarán de menos.
Espero que en la Catedral de Valencia se nombre a quienes les han arrebatado la vida por culpa de materiales en proceso de comprobación ignífuga.
Descansen en paz.
Espero, que después de los detalles dados por la alcaldesa, se pongan en funcionamiento todos los medios que hagan falta para depurar responsabilidades y no se dejen a las familias al amparo de las administraciones. Que, al igual que se benefician otros sin comerlo ni beberlo, nuestras familias también necesitan una pronta y restablecida puesta en marcha de sus vidas. Y, si haya quien cobra 1800 euros sin comerlo ni beberlo... también nuestras familias tienen el mismo derecho a ser atendidas con prontitud y buenas pagas, para rehacer sus vidas.
¿Escucha, alcaldesa?
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