jueves, 29 de febrero de 2024

remite el temporal

 
en España, dejando a su paso grandes cantidades de nieve y agua.  
El Ebro: desbordado de oro blanco... se precipita hacia el mar sin que encuentre hada que impida su retención para sequías venideras. ¿Cuándo se darán cuenta de que el agua no es propiedad de aquellas poblaciones que se asentaron a los bordes de ríos; como tampoco el mar pertenece a esas otras que se levantaron a la orilla de sus playas? ¡Ay, que ser zoquetes! Pues no hay más conciencia que la que padecieron en Cataluña cuando tuvieron que pedir ayuda a Valencia para el traslado de agua de desalinadoras. ¡Cuándo la sed aprieta...!
Ya los romanos nos dejaron obras que nos relatan la historia de sequías y la redistribución de las mismas, de otras cuencas.
Ahora es tiempo de canalizar las aguas para que España tenga, de ella, toda la que necesiten las poblaciones distantes a los cauces de ríos y mares.
Perder más tiempo en discursiones que no llegan a ninguna parte, sino todo lo contrario... nos da idea de la cualidad de los políticos en sus funciones. Cero Patatero.
Otro de los casos a tener en cuenta es la cantidad de sustancias químicas tiradas a la atmósfera para control de lluvias y sequías. 
Junto a la ventana, donde estoy escribiendo, puedo ver como los aviones pasan dejando estelas que se expanden dejando una plasmación óptica,  de color claro, que impide la visión del azul cielo Mediterráneo.  
Acabemos con los aviones propagadores de enfermedades de pulmón, de alhzeimer, y patologías coronarias.



Esto es un insulto a la inteligencia humana.
No puede ser bueno todo eso que despide, a chorro, un avión militar.
Como tampoco es bueno, lo que vemos detrás y que hace referencia a la bomba atómica o termonuclear.
Por favor:
Déjense de jugar con las personas.

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