viernes, 18 de junio de 2021

¡muy fuerte!

 desde la entrevista de Biden con Sánchez, el propio Biden no sabe no contesta de la transformación que ha experimentado. Ahora (como por arte de magia) puede mover los labios y andar. Antes de hablar con Sánchez solo andaba. Ha sufrido una transformación que ni la resurrección de Lázaro. Ha revolucionado la Casa Blanca y el burdel de niños.
Quien le ha visto no ha dejado de sorprenderse porque, quien ha tenido la experiencia de estar a su lado como Sánchez, ha comentado que habla para adentro. Que estás con él y tienes que estar muy cerca porque el vocabulario es rico pero correado hacia la introspección. Algo nunca visto. 
El FBI, también, ha mandado una circular en España para que Sánchez tenga otra charla, de todo, en 29 segundos, y le despierte las ganas de mear. Puede parecer que no tiene nada que ver la polla para comer trigo...; pero no podemos nunca opinar de lo que Sánchez es capaz de hacer... y no te cuento si fuera contra Madrid. 

Hasta tal punto ha sido importante la cumbre iberoamericana que en un arranque de brusca intencionalidad ha dicho que el cambio climático es una coña marinera. Que no tiene nada que ver el cambio climático ni con el sol ni con los humanos. Siempre y cuando éstos, los humanos, sean como Sánchez.
¡Alucinados todos en la Casa enjalbegada! Después de todos los euros que le ha aportado Sánchez, España, para hacer que creyéramos que sí había cambio climático... y resulta que no. Cagada. 
¿Y qué hay de lo mío? Debería preguntarle Sánchez de los millones aportados. ¡Cómo son estos norteamericanos! 
Debe ser que se enteró de que Sánchez iba regalando dinero a diestro y siniestro y le cogió en el mejor momento para metérsela, metérnosla, doblá. Y, ahí estamos, con un Jesús metido en Sánchez, haciendo el milagro de los panes y los peces, por donde va. Espero que no acuda a muchas bodas y tenga que convertir en agua en vino. Pudiendo hacer del mar la Cuaresma.

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