martes, 15 de junio de 2021

Entiendan: Nadie, pero que nadie...

 que pertenezca a una formación política o partido político... tiene derecho de hablar del Jefe del Estado. Ni para bien, ni para mal. Solo el pueblo tiene concedido el privilegio, por tenerle de Rey en su mente y memoria. El monarca no tiene que estar en boca de nadie, ni que alguien se crea con la obligación de defenderle o defenestrarle. 
De este modo nos evitamos que los etarras, que los separatistas, que todo aquél imbécil que quiera meterse con alguien... elija la figura del rey para desahogar sus penas. 
Basta, carajo, de utilizarle como cepillo u hombro donde derramar lágrimas; para eso están los loqueros o psicólogos.
Unos por afín político y otros por por lo contrario... se creen en el deber o menosprecio de pronunciar su nombre o nombrar a su familia. Basta, carajo.
Al Monarca se le debe un respeto superior a cualquier otro mandatario... Aún más que a las visitas que pudiera tener. El pueblo ama a su monarca y éste, debe respeto a quienes vengan de otros países a despachar con él. Así, el pueblo ensalza la figura de su Rey; Él nos dejará en buen lugar cara a los visitantes. Ese binomio unido hace que el mundo tenga una visión respetuosa con el pueblo y su representante superior. 
¿Cómo se puede consentir que un presidente de partido pueda tomarse la regencia como una cosa banal? ¿Quién cojones no distingue entre la libertad y el respeto que esa libertad lleva consigo? ¿Qué pasa, que solo la libertad está llena de mierda y cualquiera puede lanzarla a gusto del consumidor? ¿Qué tipo de libertad tenemos que no sabemos distinguir la del pueblo español, con la tiranía que reflejan los ojos y caras de los que vienen huyendo de sus dirigentes? 
Ya basta, carajo. Pongámonos a dilucidar si la "Libertad" del pueblo es un reflejo de su interior o una ponzoña de su exterior.
Todo aquél que tenga la libertad de dirigirle al monarca con malas formas o maneras, debe saber que tiene multa simbólica conforme al cargo o representación de la boca sucia. De este modo cambiaremos la mentalidad que tanto arruina la ciudadanía de un país. Cambiar la mentalidad. Cambia la forma de un país. Los ciudadanos se hacen respetar. Pongámoslo a prueba y vayamos comprobando los resultados.
Creo que, siguiendo esta línea, nos evitamos que Ayuso sea tildada de acusación particular contra Felipe VI, y que los demás estén alimentándose con la fake socialista.

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