que algo buscan los blanquitos en África que están intentando deshacerse de los negritos por vía rápida. Y una de las formas más sofisticadas en la actualidad es difundir una cepa vírica lo suficientemente rimbombante para llamar la atención del mundo, y la difusión certera de encontrar dólares, ingentes cantidades de dólares, para producir el antídoto. El Zmapp, que tan buen resultado ha dado en algunos blancos, resulta que no hay. No hay suficiente para hacer frente a la enfermedad que se expande por el aire, cuando están diciendo los científicos que el ébola no se expande vía aérea sino que, como el VIH, se traspasa por mucosidades. Y lo realmente simplista es, que al igual que el individuo que está en el avión detrás del muñeco naranja y que está sin mono, sean los virólogos o médicos que deben estar sumamente integrados en estos lares, los que enferman y mueren. No me puedo creer tanta desfachatez en estos galenos que no toman las medidas oportunas pudiendo enfermar o distribuir ellos mismos la enfermedad a otros por negligencia. Lo que nos ha llegado de boca a oido es que la limpieza es esencial en todos los lugares donde se encuentren los enfermos; así como el aseo personal y continuado de las mucosidades, las eces y vómitos que pudieran salir del cuerpo de un enfermo de ébola. Todo lo demás es una elaborada imagen de miedo provocado por las farmacéuticas.
Según Medicos sin Fronteras, el virus del Ébola es sobre todo peligroso cuando se trata mal. Las
personas mueren por deshidratación o hemorragias, pero el tratamiento
consiste entonces sencillamente en hidratar o en someter al paciente a
transfusiones, no en darle una vacuna ni un hipotético medicamento. No
hay que creer lo que pretende la industria farmacéutica, a la que le
encantaría poder vender a los gobiernos unos polvitos mágicos como
hicieron con el Tamiflu cuando se produjo la alarma por gripe AH1N1.
En tonces me pregunto por qué enferman loscuidadores médicos cuando se trata de un remedio casero, natural: la limpieza, el aseo del lugar y de los enfermos. ¡No lo entiendo!
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