lunes, 8 de septiembre de 2014

ya hay que ser jodía

Una mujer porta un niqab en una mezquita de Madridpara permitir con todos los beatíficos placeres disfrazarse de sombra e ir por la calle, como si de Carnaval se tratara. Se ha dicho, por activa y pasiva, que los emigrantes que vienen a España se pasan las leyes vigentes por el forro de los cojones. Y aquí sólo somos los españoles quienes pasamos por las togas. Se viene observando que las tías o tíos -porque no se sabe hasta no haberse quitado la prenda-, andan por la calle con el niqab, sin saber quién se esconde debajo. Me parece bien que si ellas utilizan sus leyes o costumbres religiosas -que hay que ser memo para dejarse convencer en ir tapado desde la cabeza a los pies- acaten las nuestras de identificación de personalidad: varon, mujer, etc. Sin embargo he observado que les gusta llamar la atención. Cuando pasas a su lado y las miras, compruebas que hay un orgullo influído para seguir como hace cientos de años. Hay gente por la que las primaveras y otoños son estados temporales... que no personales... Descubrir todos los días la vida que sucede a tu alrededor como si fuera la alcantarilla de una calle, me parece memo y de inseguridad personal. Sin embargo, voy a respetar su ideología mundana y religiosa dentro de su territorio natal. En España, tanta permisividad, nos convierte en hazmerreir del resto del mundo mundial. ¿Es trival lo que estoy comentando? Me parece que sí, y por tanto no sujeto a las reglas de otros regímenes o tribus diferentes. Hay que acatar las ordenanzas de los sitios que nos acogen y no a la inversa. ¡Pienso yo!

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