martes, 23 de septiembre de 2014

no tengo más remedio

que reconocer y dar razón a quien, con tanta razón y verborrea, se ha enfrentado al gobierno catalán tocando todos los palos que minimizan al mismo gobierno. Albert Rivera se ha congratulado, de una forma pausada y abierta, con toda España, con todas las autonomías, con toda Europa, a sibiendas de que Europa misma vive una contínua lucha de clases, de diferencias y de usurpaciones a la unidad. Así también está establecida en Cataluña una idea separatista que pretende disgregar la unidad, y olvidarse de la deuda que tiene de 60.000 millones de euros, siendo por ello la autonomía más endeudada de España. Lo que me preocupa es, que la verdad la llevamos todos dentro y la conocemos cuando se unifica de dentro a fuera y a la inversa. Lo malo es cuando se miente a esa realidad. Cuando consigo meterte el gusanillo de la verdad y nunca llega a cuajar en una realidad existencial, sino que se diluye en el tiempo  como la palabra no escrita se diluye en el Archivo Akasico del mundo exotérico o dimensional. Todos tienen la facilidad de convertir los insultos en buenas palabras y llega un momento en que nos acostumbramos a ellos y creemos que es una realidad a llevar a cabo cuantas veces nos creamos con derecho a ello. Pero el interior es real. El interior consta de mecanismos indivisibles y recuerda lo dicho por todos aquellos que con el saber de la palabra convierten los escenarios políticos en tablaos de feria. Espero que este discurso bien llevado; bien refrentado por el tiempo invertido, se convierta en algo real y consiga que aquellos locos de ideas locas, se vayan de España y dejen a los españoles vivir en paz. Las separaciones territoriales no solo no son malas, sino que consiguen que los separatistas se conviertan en auténticos tiranos de las tierras conquistadas. Las tierras por conquistar han pasado a la historia y siempre pertenecen a alguien... y si se toman es bajo la violencia, la injusticia y fuera de la Ley. Estoy con Rivera como estoy con Podemos, porque la fuente donde beben tiene las mismas conotaciones esenciales de ser... sin embargo, la diferencia está en aquellos que -desde detrás de bambalinas-,  se benefician de las buenas palabras conseguido el objetivo. ¡La trastienda me puede!

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