Mientras unos están practicando cómo comer al siguiente mes, los Aznar dan una despedida de verano a todo lo grande, con todos sus amigos y conocidos y veraneantes cercanos, por aquello de la política e le savoir-faire. Claro, que, los más cercanos veraneantes -y vista la parcela-, deberían estar cerca de Marbella, a varios kilómetros de distancia. Pero los Aznar son muy amigables y campechanos con todo el mundo, y no les preocupa que entre la gente en su modesta casa, porque tienen un chino que hace las veces de guía turística para los nuevos integrantes. Eso sí, a Aznar no les gustan los modales ingleses: eso de llegar tarde; y reciben a todas las visitas dando la mano como si de los reyes se tratara. Alli estaba Aznar (anfitrión), la Botella (ébria), la hija y el yerno (armador), el otro hijo con Mónica Abascal; más los nietos y funcionarios públicos que ya de por sí, son bastantes, para guardar tamaño emporio. Como vemos el señor Botín tenía aeropuertos varios para aterrizar aviones de combate, y el señor Aznar un elipuerto, para las descargas menores. Pero, al parecer, ambos se descargan productos comprados en Marruecos y Colombia, y que suelen decir que son ilegales. ¡Envídia cochina".
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