viernes, 26 de septiembre de 2014

alarmante parentesco

entre el que cuelga de la pared azul, y el que está entre dos árabes unidos. Sólo que el de la pared tiene la corbata a juego con el color del recinto, y el otro tiene corbata roja. Tanto monta, monta tanto. Nuestro ex rey fue de todos lo españoles y los colores para él, sólo fueron o son buenos, los que llevan los billetes. No debemos olvidar que Juan fue rey de España y de Jerusalen, que más que en España debió ejercer en Jerusalen, y creo que hubiera sido mejor. Pero allí debe de haber muy mala gente, pegona, y no se debe ir por la calle con la misma campechanía que aquí. Ahora, imagino, se habrá ido a sus aposentos de Tierra Santa para ver si allí, entre divinos efluvios, se divorcia de la que se divorció hace tantos años. Esta vez sí que tendrá el camino llano para hacerse con el amor que se engendró de aquellos años de divorcio. Ahora no podrá nadie interponerse ni llevarlo en secreto (a voces) que llevó lo de Corinna. Y ésta ya ha dicho que serán amigos para siempre pero... eso de cargar con él ahora que está hecho una mierda, como que no. Amiguitos sí, algún que otro tocamiento externo, también. Pero no más allá; no tengan que echarle culpa de que se lo ha cargado por mandato de algún Bilderberg. 
Miremos la posición de la toga de los árabes, imitando la de Juan Bautista. Dejando medio cuerpo sin cubrir.

No hay comentarios: