nuestros empresrios de moda. Aquellos con nombres y apellidos y en boca de todo el mundo como lo mejor de lo mejor. Los trabajadores camboyanos de Zara, Nike y H&M, en huelga porque quieren cobrar 136 euros mensuales. ¿Qué cobran ahora? ¿Cuál será su salario actual, para que tengan que pedir aumento con una huelga organizada? Y lo que no sabemos y nos debemos preguntar ¿cuántas unidades hora, día y año, tienen que hacer para cobrar semejante capitalazo? Es decir, lo que valen en España unas botas de marca, los camboyanos lo cobran en un mes. ¡Qué bonitos y guapos empresarios tenemos en nuestro país! ¡Qué dinámicos y emprendedores y lo maravillosamente ricos se han hecho, a costa de estos exclavos camboyanos, africanos o chinos cosiendo y durmiendo en las mismas sillas donde trabajan! Las 24 horas al día, para que simpáticos hombres de negocios españoles se enriquezcan y vivan una vida de virtudes a costa de quienes viven internos en bajos, pisos o locales, sin medios, sin condiciones privadas o humanitarias. Luego se nos llena la boca de elogios hacia esos hombres importantes que, como el Rey, salen en las revistas más importantes conteniendo los nombres de los más importantes. Y nos felicitamos porque han cumplido con su sueño de hacer de: una mierda de tienda, un complejo urganístico, un chalet en la sierra, un barco en puerto, un mercedes en la puerta y una puta dentro. Después cuando investigas eso, se descubre que todo su capital se lo debe a unas insignificantes personas, que para vivir, viven, en un endemoniado cuchitril y que son ellos, realmente ellos, quienes han remendado el logo de la empresa. El propietario, el elegante, el elegido por Dios, el amante de lo bello y buen vivir, no sabe lo que es una aguja, ni por dónde se enebra.
Yo, por lo que escribo, estoy más cerca de ser o querer ser, como Zara, Nike o H&M.
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