Fíjate que me alegro de que alguien se descuelgue del cuelgue que llevan los independentistas en la Ciudad Condal. Trapero se ha dado cuenta que es una mamarrachada seguir las órdenes de unos indiscutibles fantoches que solo, ellos, han sido capaces de salir airosos de su conato de republica separatista. Ni, Torra, ha sido capaz de salir airoso por incapacidad política demostrada. Y lo demuestra que la Generalidad haya pactado una revuelta multitudinaria, por movimientos del KKK, de Putin. Hasta el punto de invertir, con dinero estatal, la compra de armas a dicho KKK ruso.
Los españoles podemos tener ideas de cualquier composición poética o bélica pero, de ahí, a dejarnos engañar por cualquier milongui que aparezca por cualquiera de las puertas que nos comunican con el mundo... hay que hacérselo ver.
La Comunidad Catalana no cuenta con aquellos, también catalanes, que se desmarcan de una convivencia inusual en los tiempos que corren... porque determinados individuos les de por destrozar su propio patrimonio conseguido durante tantos años. De siglos. Y, encima, de una minoría que no suma ni la mitad de ideas de una mente normal. La anormalidad mental en Cataluña, está asentada en la raza política y en sus costumbres del tanto por ciento.
Bien.
Trapero ha dado una lección de civismo a los que en su día le dejaron bajo las ruedas del carro... Muchos fueron los llamados pero, algunos, se han dado cuenta, que fueron pocos los llegados. Y, en ese mismo instante, lo que aparentaba una sacudida contra la legalidad vigente, se convirtió en un sueño hecho añicos, en una caguerada del 10.
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