Todos los españoles vimos, en su día, la repetición del atentado y como la gente huía presa del pánico y el terror. Sobre, todos, aquellos que podían correr. Los que no quedaban tendidos presos de llantos y dolor por faltarles partes de su cuerpo. Un día de luto para toda España.
Un día de luto, también, para los etarras.
Yo tuve conocimiento para saber que, un ladrón que tiene su territorio para robar, sabe quién ha entrado en él, en un momento de intrusión. Eso, en el caso de que alguien entre o hay falsa bandera.
En los trenes hubieron falsos y destacados bolsos, mochilas, notas, furgonetas, y la pérdida posterior del mismo tren. Remolcado y escondido, que gracias a la pericia de un buen periodista, como Federico, se supo dónde se encontraba estacionado. Vergüenza que se utilizara un atentado para ocupar el poder que se sabía perdido.
Asco de conocer todo ello y saber que los malos están mezclados con los buenos. Pero hay, como dice el vídeo, un momento para decir basta por parte de los buenos y se consiga desterrar a los malos. La guerra de ETA, no era una guerra civil, era una imposición por las armas contra el Estado establecido. No hubo militares implicados... solo las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado fueron los que hicieron frente al enemigo endémico en Vascongadas. De ahí que, muchos de ellos, se hayan sumado al número de bajas por la causa. Mi más reconocido valor por las víctimas y mi pésame a sus familias.
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