que Marlaska pase a la Historia de España como el ministro que cedió ante ETA y humilló a las víctimas...: no es, exactamente, así.
Para mí, el que debió pasar a la Historia de España como vendido o comprado a los intereses de los etarras fue, sin duda, Rubalcaba. Ministro del Interior que mandó un emisario, policía, con un teléfono móvil, para advertirles, desde el interior del mismo Ministerio, que la Guardia Civil estaba escuchando la conversación de los etarras que estaban en una herriko taberna y apunto de ser detenidos. Por lo que el chivatazo fue cómplice necesario para que los etarras huyeran a Francia. De esta forma desmontó el trabajo tan arduo que venia realizando la Benemérita en el llamado Caso Faisán. O sea, que, Marlaska, sería el segundo insecto de la patata. Una flor de nabo. O una flor en estado de floración, o de polinización. Como bien dijo la Lola: un mariconçon. En realidad, dentro del psoe es muy difícil encontrar a alguien que posea un poco de dignidad. Para nada necesario para el cargo de ministro del Interior.
A mí la Historia se me asemeja a un portero de finca. El que lleva y trae todas las habladurías que oye, escucha, comunica, endulza, edulcora, un verdadero comunicador de chismorreos. Porque, la Historia, se amolda, a la ideología del escritor. Y, entonces, tienes que leer mucha literatura que pueda llegar, a tus manos, con relación al suceso.
De los doce años (cuatro legislaturas) que estuvieron los socialistas en la poltrona institucional, se la llevaron haciendo chanchullos con todo aquél que les bailaba el agua. Y, como los socialistas son todos iguales: por eso son socialistas, se comportan de igual manera en el tiempo y en el espacio. No hay ni un desajuste rutinario socialista que no marque su conducta. De esta forma no tienen por qué estar pendientes todo el tiempo de decir alguna verdad. Siempre van con la mentira a la que hacen su signo de identidad.
¿Les va mal?
No, todo lo contrario. Les va de categoría hacer de su mentira verdad y convencer a la gente que lo que hacen es en paz y bien. Es cierto que para sus adeptos son sumamente generosos con cargo a los impuestos, a las arcas del Estado. Lo pagan los pardillos ciudadanos. De sobrados. Así han operado en Andalucía durante cuarenta años y nadie dirá que no se han portado de maravilla. Nadie a los que Chaves y Griñán protegían. Ahora, los de ahora, protegen y socorren a empresas y aerolínea venezolanas con cargo a los mimos impuestos y recargos.
¿Se les nota algún tipo de remordimiento cuántico? No. Porque eso es una chorrada progre. Lo de ellos es lo tangible, lo de: "El dinero no es de nadie y hacemos lo que queremos con él". Carmen Calvo: la diosa calva del harén.
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