martes, 30 de marzo de 2021

no me llames Carmele, llamame mona...

 

En España deberíamos saber a quién se le dan y por qué, determinados carnet universitarios si no estás en condiciones de tener la preparación mental para ello. Punto número uno. 
Punto número dos.
Cuando esa persona anda, es decir: camina, por inercia porque la Tierra gira y la empuja a dar pasos... no significa que esté o tenga... dos dedos de frente. Y eso es lo que la sucede a Carmele. Una señora que da la talla para asistir  a platós, pero no por lo que sabe... si no que da el juego por su forma de ser y presentarse. Es una Ágata Ruiz, pero a lo cutre. Quiere aparentar una formación que cualquier muchacha de 10 años, la daría sopa con onda. 
Pero como la ignorancia da alas (que no compresas) a decir tonterías y memeces varias..., pues la señora se esfuerza un montón. 
Meterse con Ayuso, expresamente ella, es hacerse propaganda o mear muy alto. Yo la llamo -dice-: "Loca frenopática". Una frase, de dos palabras, que es imposible que la haya pensado Carmele. Por lo que la exime de cualquier responsabilidad civil que pudiera derivar de su comentario. Alguien le ha metido en la cabeza, a Carmele, lo de "frenopática". 
Por favor, ni en sueños se le ocurre a  la periodista (o lo que sea), semejante palabro. Carmele vive siempre entre una nube de gas tóxico y un lado paralelo. (Que no para lelos, aunque, también.)
Dejadla que tenga una ilusión en su vida. Que luego pueda decir: "Yo insulté a Ayuso; y no me hizo ni puñetero caso". Tal vez, a partir de ahí, escriba sus memorias. Unas memorias de Carmele...: son un papelito en los azucarillos chino.
Dios te bendiga, Carmele, qué buenos ratos has hecho pasar a determinadas personas. Solo por eso, hay que darte las gracias por haber nacido.

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