martes, 23 de abril de 2024

No podemos tener ninguna complicidad con personas vinculadas por la corrupción.

 Este encabezamiento de Yolanda Díaz, ha sido recogido por Europa Press, al anunciar Díaz que su departamento va a quitar las medallas al mérito del trabajo a  aquellos que hayan sido condenados por corrupción. Y yo lo veo muy loable. Pero al propio tiempo habríamos de quitar a la ministra la Cartera de Trabajo por su relaciòn con los corruptos que tienen vía libre por la psoe. Es decir, por el tema Koldo, Ábalos, Sánchez, la mujer de Sánchez, Bildu, Puigdemont, y así un sin fin de socialistas hasta quedarse con ninguno. Ella, La Yoli, tampoco es una santa de devoción, más bien es un axioma pulmonar. 
Me encanta que esta mujer hable porque de este modo sabemos cómo se encuentra la psoe dentro de las filas del partido. Y vemos que son capaces de agarrarse a un clavo ardiendo a sabiendas que: perder ese agarre, están muertos. No hay más que ver cómo han sido posible sus trapicheos con los etarras (despreciables y necesarios), y la influencia de Puigdemont. Que, por cierto, nos ha metido miedo al comentar que si no es presidente de Cataluña, deja España. Se va de Cataluña, lo mismo que hicieron los empresarios cara a las movilizaciones (sin interés) que tienen a diario en la comunidad catalana. Pues hasta con esos, se añadiría Puigdemont, con la cantidad de cosas que perderíamos los españoles con que el muchacho se largara de aquí. Si llevaba escondido desde el 2017, y nadie le había echado de menos, nos podemos imaginar la cantidad de gente que iríamos de peregrinación a la cueva santa de Puigdemont. Porque, imagino, que si se va esta vez le permitirán introducirse en una cueva y que la gente peregrine como si de la Virgen de Lourdes, se tratase. O, en Waterloo, se hagan una fuente especial y le pongan de niño meón. Todo un tour turístico para verle como le cagan las palomas del lugar. 
De verdad que hay que hacérnoslo ver. Los psicólogos en España deberían poner precios de saldo por la cantidad de memos políticos que irían a sus consultas. Ábalos, por ejemplo, sería el primero al que el presi debería mandarle, obligatorio, a que un profesional le asiente los pensamientos que, últimamente, le están dando quebraderos de cabeza...: con depresiones y lloros permanentes. Es nombrarle lo de las mascarillas y le entra un mal estar general con síntomas de alucinaciones y deseos de abandonar la psoe. Algo que sería catalogado como tirarse de un rascacielos diciendo: "por mí y por mis compañeros", mientras va camino a un suelo que no puede abrirse ni retirarse, si no por la fuerza de impulso del choque de el chaval. Es triste... pero es así. 
Lo de Koldo es distinto porque de pasar de portero de noche, a ministro de relaciones interdimensionales, no tiene parangón. Y ahí lo tienes en un juicio al que no le gusta le pregunten por los dineros que se ha llevado y lo que ha comprado con ellos. En esto casos, cuando la justicia llama a la puerta, a los chorizos les entra amnesia. Que no amnistía. Pierden la cabeza y empiezan a despotricar contra todos/todas/todes que haya en el lugar. Es un escenario que en muy pocos países se puede ver. Está Viena y sus valses. Wagner en Alemania. Nada que ver con los chorizos que tenemos en España. Estos te saben tocar cualquier cosa que se les pida. ¡Alucinante!

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