una vez más los españoles de Alcalá de Henares le han dado una buena entrada y salida de la ciudad. Más de uno no ha parado de llamarle bondades para un dioniso cargado de emoción. Ni el propio Felipe ha sido tan aclamado como le han recibido a Sánchez. No hay un momento de tranquilidad para el presidente que allá donde va le mentan a parte de su familia. Y la otra mención..., la recibirá -digo- su señora delante de un juez. Si es cierto lo que dicen las malas lenguas por envidias. Claro.
Queda patente que la historia que enmarque al presi de gobierno no va a tener muchos encantos personales por mucho que tenga figura de dionisio. El ego que palpita en su cuerpo es comparable a la maldad de los etarras con los que se relaciona. Otegi, por ejemplo, es un hermanito de la caridad con Sánchez, tan dado a relacionarse con el pueblo.
En este post estamos hablando de historia, del Premio Cervantes y de la visita de sus majestades a Alcalá de Henares para la entrega de premios. Como acompañamiento estaban Díaz Ayuso y Sánchez. Ni que decir tiene que la población se ha puesto a criticar a Pedro, para bochorno de la familia Sánchez. No sé como la familia no le prohibe acudir a estos eventos cuando toda la comitiva vomita con su presencia. Y, gracias a Dios, si existe, el pueblo no se calla las canalladas que Pedro le está haciendo. Y lo demuestra con todas sus energías y todas sus formas verbales y físicas. Es que ni en el hospital le permiten hablar. Dios quiera que no caiga enfermo y tenga que ir al hospital algún tiempo... porque tendrán que acoplarle uno cascos para que no pueda oir las hijoputeces que anuncian su estancia.
Total,
que desde el norte a sur y del este al oeste, no hay nadie que le salude amistosamente si no es Otegi, Puigdemont, el cártel de la droga y algún que otro peregrino despistado.
¡Qué pena tengamos que aguantar a un intruso en la Corte del Rey Felipe!
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