lunes, 22 de abril de 2024

está en la historia

 
las elecciones vascas han sido una representación parecida a la historiada en la Biblia con el prendimiento de un ciudadano que cumplía los requistos de ciudadano modelo, y de otro que era un asesino de romanos. Todos sabemos, por la elección de los ciudadanos, a quién de los dos individuos eligió la ciudadanía. Al asesino.
2.000 años de historia nos contemplan para volver a repetir la escenografía bíblica en tierras vascas. Los vascos han elegido, (como aquellos otros ciudadanos a la pregunta de Poncio Pilatos),  a los asesinos como modelos integros y patrióticos, sin tener en cuenta las víctimas que dejan detrás.
¿Por qué la grey, en proporción, nos decantamos por la maldad por encima de valores intrinsecamente arraigados en nuestro interior como voz que proclama la igualdad, la unidad de conjunto, y no la ruptura o interés propiamente de un pequeño grupo que impone su ley por encima del resto?
Este cuadrado del círculo es lo que permite que ese pequeño grupo de ladrones y sinvergüenzas manipulen la voluntad entera. Teniendo en cuenta lo que ha pasado en las votaciones vascas y la deriva que lleva las catalanas. Cuatro sinvergüenzas han puesto en jaque a 48 millones. ¡¿Es esto posible?!
No sé si la respuesta es conveniente descrubrirla, pero 48 millones de españoles no estamos haciendo nada por evitar la desintegración de esos pocos ladrones y asesinos que mantienen la política contra modo y manera. 
¡Y todos tan fantásticos! 
Estamos hablando de un país llamado España, que se deshace por la negligencia, avaricia y asesinatos, de un pequeño grupo de ciudadanos asesinos, y no tomamos las calles en contra de la decisión tomada por gente que está siendo violentada, obligada, por los asesinos, para que les voten. So pena de atentado, agresiones, pintadas en la fachada de sus casas amenazantes, y un sinfín de maldades extra.
Así es como se gobierna constitucionalmente. Como aprendieron a gobernar por las acciones de un tal Franco. Estos son sus alumnos. Y luego lo sacan para darle las gracias por haberles enseñado a gobernar dictatorialmente. Oh no, por favor, aquel que nos enseñó a ser quienes somos por gracias a Franco y la religión. Los etarras eran seminaristas y vivieron a la teta del dictador. ¡Uf, que malo era aquel señor!

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