y no solamente con ver la estampa de Wert en los medios de comunicación, sino de la tan llevada y nombrada Rita Barberá, en Valencia. Ya sé que me váis a decir que me meto con ella -aunque ya hace tiempo que no es así-, por motivos propios y ajenos. Los propios los designo personales, íntimos (¿?), y los ajenos aquellos que acontece a los departamentos que tiene abiertos por la capital (33) y que no cumplen los requisitos -en muchos de ellos- ni en nombrarles bibliotecas. Cuartos de la limpieza (como la biblioteca de S. Juan Bosco), donde no deben pagar la refrigeración -porque no la ponen-, ni pagar wifi: que tampoco alcanza. En Palacio Exposición, llegaron a decirnos los funcionarios que rellenáramos reclamaciones porque a ellos tampoco les hacían caso cuando pasaban parte de las reclamaciones orales que hacíamos los usuarios. Y yo me pregunto ¿para qué?, la señora Rita va a solucionar nada, si ella no es usuaria de los recitos llamados bibliotecas. Tal vez deberia darse una vueltecita por ellas -de vez en cuando-, en vez de revolcarse con su chati, que sin duda eso se la dá mejor.
Los usuarios queremos que funcionen las cosas que tengamos o podamos hacer de ellas: uso. Y si no, que cierren aquellas que no cumplen o no quieren que cumplan los requisitos para tal fin: estudiar, leer, Internet. Porque si nos quieren tontitos, que quiten a los cuatro o cinco tontitos, también, que se llevan un sueldo por no hacer nada, ya que no va nadie a esas bibliotecas porque no tienen de nada. Con ello consiguen que los demás centro se llenen y no se reparta gente, por los motivos expuestos.
Ante la demanda de hojas de reclamación, al responsable del centro o biblioteca, te sobornan con hojas de solicitud, cuando en realidad vas a hacer una reclamación, por incompatibilidad del responsable político con los centro llamados bibliotecas.
Es necesario nos quejemos de tanto disparate, dislate, e impulsemos un ejemplo a quienes nos gobiernan sin concierto ni ejemplo.
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