dos imágenes separadas; dos momentos distintos; los cuadros nos lo dicen todo. Todos y todas al servicio de la oscuridad. La Iglesia a la cabeza de los grandes empresarios y dignatarios del mundo, al servicio de una entidad, no humana, que les maneja y condiciona a su servicio. Por esta alma descarnada son capaces -y lo hacen- de matar a seres humanos para ofrecerle su sangre. Estos vampiros de tres al cuarto, son y lo han sido siempre, una lacra de la humanidad; y la humanidad vampirizada acude a su llamado alargando el cuello al que van a morder.
Aquí tenemos a Obama, cuya cara nos recuerda a Christopher Lee cuando hacía de vampiro en las películas de Hollywood. Aquellas películas que siempre creímos eran mentira, y se recreaban en enseñarnos lo que hacían cada vez que se reunen en esos grandes eventos del Club Bilderberg. Las mismas sesiones espíritas que hacen en las catacumbas del Vaticano cada vez que van a realizar algún evento de la categoría del futbol o Cónclaves. Toda vez que se reunen, forman la Logia Masónia Demoníaca y derraman sangre de alguna niña o niño que alguie roba para ellos. Y después de hacer con ellos cuantos actos sexuales se les ocurre, no tienen más remedio que aniquilar pruebas y desacerse de ellas.
¡Que hijos de la gran puta!
Este impresentable de Obama haciendo el cornuto, da las gracias al Rey por los muchos años de hacerse el muerto, en beneficio de la Casa Blanca. ¡Cuántos dineros mandados para cumplir los requisitos del Nuevo Orden Mundial, al que pertenecen todas las castas sociales, incluída la Iglesia; mejor dicho: el Vaticano como oficiante de las huestes demoníacas! ¿Qué les habrá ofrecido ese demonio del bajo astral, para que esta chusma de individuos tengan esos arranques funestos y despreciables? Como vemos, ya no se cortan en demostrarnos lo que son. Ya se pavonean ante los medios para decirnos a qué religión pertenecen y han pertenecido siempre: la de la serpiente. Desde Moisés hasta nuestros días la serpiente del Edén ha estado dirigiendo los poderes fácticos del mundo y sus huestes, han sido el azote de la humanidad. Estos dignatarios son sus servidores y cumplen a rajatabla los mandatos del demonio, como ya hiciera Moisés y toda su legios de payasos israelitas. Éstos que se complacen en llamarse: el pueblo de Dios. Y en sus prédicas difunden el mal.
¡Qué atajo de mamarrachos, puteros, descerebrados y cabrones, pululan por nuestras calles y se hacen llamar la élite: porque adoran al mal! Por mi parte, todo para vosotros.
Aquí tenemos la representación del señor de todos estos zánganos, en cuyos opuestos están señaladas las lunas, también representadas en el balón del mundial de Brasil. Este mundial apadrinado por Lucifer, como las fallas de Valencia, o el funeral de Mandela.
¡Pero que memos...!
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