de los protocolos, por aquellos que han dedicado su vida en hacer del mundo su pueblo, por la gracia de Dios y Moisés. Ahora han conseguido: en España, Reino Unido, Paises Bajos y Alemania, la segunda nacionalidad, por un módico precio -por despistar. Estoy seguro que lo cobrado irá ipso facto a las arcas judías, de manos de Ruiz Gallardón. Quien ha dejado caer, por lo bajo, que en España la tasa para ser segundo español, es de 75 euros, más baja que en los otros países nombrados. No sé qué dirán u opinarán esos países nombrados cuando nuestra tasa los hace más comunitarios, que el resto. Es que ni para pedir perdón a los sufridos moros de los tiempos del Cid Campeador, son capaces de utilizar la senda recta del deber cumplido. Y me tengo que preguntar por lo anteriormente puesto lo siguiente: si los de ahora son los que llevan razón, por qué los de antaño fueron unos quitaterrones. Y encima en tantos años de olvido sarraceno. ¡Qué cosas tiene mi abula!
Yo estoy muy contento con tener a mi vera a esos descarriados, que no los eran porque lo éramos nosotros, y encima nos vienen a promulgar y a conquistar con los Protocolos y decirnos que somos sus lacayos; que lo hemos sido desde siempre: desde que les echamos y que ahora vienen a quedarse... para siempre y con todo. Porque somos los hijos de la serpiente y donde puso ésta el huevo, siempre vuelve al mismo lugar. Lo primero que haré será hacerme de una secta judía por aquello de: por si acaso.
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