se va el gran memo

y nos deja un memo mayor. Eso sí, arropado cara a la galería con una parecida a la Corinna, para que el principito vaya presumiendo por ahí, como lo hacía su papá. Y como de chupatintas y chupacabras va el asunto, la alcaldesa de Madrid (Botella), va colocando o está colocando -ella no, ¿qué pensabas?-, bancos para que la gente ponga el cucu y así ver pasar la pringue monárquica.

120 francotiradores masones y 7000 policías, de lo mismo, va a trabajar para que no nos disparen y maten al imbécil de Felipe y consorte. Toda una ruina de despliegue y un sin número de lugares donde la delincuencia puede darse cita. Este será un buen momento para que los chori de baja élite, narcotraficantes y chulos puta, puedan hacer negocio sin que haya un policía cercano que se lo pueda impedir. Es fácil que a este día señalado le distingan los malechores como el día F.

Y lo más bonito es que los españoles estarán sentados en esos bancos que la alcaldesa ha puesto nuevos, porque los lugares donde no quiere que alguien se siente dando la espalda a la comitiva, ha puesto pinchos, clavos e inservibles asientos, de los colocados en piedra, para impedir su utilización. Estos son los mismos que están intentando decirnos que está cambiando el orden de las cosas, ¡¿y tanto?! Estos son los mismos de siempre y para siempre si la cidadanía no pone medios para impedirlo, en vez de ir a sentarse a un banco y ver como le saludan como autómatas los que después se llevarán su pasta a paraísos fiscales.

¡De verdad que no hay más tontos, porque Dios no ha abierto las puertas del cielo!