Qué se casen...

Inmediatamente, pero inmediatamente, Feijóo a hecho honor a su ya patético sentido del socialismo y ha apacigüado las iras de Sánchez por mostrarle en formato piñata y que todo el mundo le esté dando la somanta de palos que se merece por cutre, asesino, y asaltaestados.

A Feijóo, muy compungido, le ha faltado tiempo para llamar a su homólogo presidente de la bancada contraria... para decirle que siente mucho lo que los españoles han hecho con su cara. y que, a él, también le han hecho lo mismo en determinados lugares públicos. Todo... bajo una llorantina más propia de venezolano. 

Feijóo se nos ha deconstruido en bicicleta, en el que puede montar cualquiera, con tal de que le quieran. Es todo un ejemplo a lo que nadie puede aspirar en la vida. Pero, el muchacho es feliz así... y quién le va a quitar ese noviazgo lento, como taimado.

Total,

que hemos salido y entrado en el 2024 con las mismas pretensiones que a lo largo del (..23): Hacer... nada. Seguir... igual. Menos en la reforma del artículo 49 de la Constitución que reza:

Art. 1.- Las personas con discapacidad son titulares de los derechos y deberes previstos en este Título en condiciones de libertad e igualdad real y efectiva, sin que pueda producirse discriminación.

Art. 2.- Los poderes públicos realizarán las políticas necesarias para garantizar la plena autonomía personal e inclusión social de las personas con discapacidad. Estas políticas respetarán su libertad de elección y preferencias, y serán adoptadas con la participación de las organizaciones representativas de personas con discapacidad en los términos que establezcan las leyes. Se atenderán particularmente las necesidades específicas de las mujeres y niñas con discapacidad.

Menos mal que estábamos hablando de Igualdad. 

¿En qué lugar quedan las necesidades específicas de los hombres discapacitados?

Si a esto es a lo que han llegado los dos reformistas del artículo 49... es para echarse a temblar. Sobre todo: los hombres. Seáis discapacitados o no.

Es la hora de la machirulada feminista que atraviesa ese desfiladero que le han marcado el machismo patriarcado para beneficiarse de las revueltas callejeras y políticas que tanto gustan a los poderes políticos de la zurda y la diestra. Y [ellas] tan fantásticas, machirulas e independientes, vuelven a caer en el anzuelo de la igualdad, tragándose el sapo de la desigualdad. 

Hace falta ser idiota para caer dos veces y por centenares de siglos, en la misma piedra del fanatismo e idiotizado sentimiento de la Igualdad. Todo porque se lo han hecho ver con tanta sencillez como el salir escopetados/as a la calle haciendo las mostrencadas más infantiloides de colegio de primaria. ¡Pero se sienten tan aunadas, tan asalvajadas, que les chorrea la entrepierna! Oh, en mis tiempos... Cagada.