martes, 23 de enero de 2024

la Iglesia católica en liquidación

 por ciertas palabras dichas por el Papa a nivel particular se ha deducido lo siguiente. 
Cito: 
Me gusta pensar que el infierno está vacío. "Es algo personal mío, no un dogma". Dicho así se concreta que:
  Si el infierno está vacío significa que no hay juicio. Y si no hay juicio significa que no hay pecado. Y si no hay pecado significa que nuestro Señor vino al mundo para nada porque un mundo sin pecado no tiene necesidad de redención. Y si nuestro Señor Jesús vino para nada, significa que fundó la Iglesia para nada. Y si la fundó para nada, significa que no es necesaria. Y si no sirve para nada, se puede abolir con toda seguridad. Y si se puede abolir, ¿para qué está el papa?
¡Fuerte deducción! De lo que se desprende de algunos conocidos y prelados: Al santo Padre sólo le interesa el poder por el poder. Y la imagen de sí mismo.
El resto no le interesa lo más mínimo. Al contrario, que la Iglesia sea puesta en liquidación le complace. Porque en realidad la desprecia. En el Vaticano llevan mucho tiempo susurrándolo. El Número Uno, como le llaman allí, desprecia a la jerarquía, desprecia a los cardenales, desprecia a los obispos, desprecia todo el mecanismo curial y eclesial, una maquinaria que sólo tiene sentido para él en la medida en que le permite ejercer el poder y cultivar su imagen.
fuente:Duc in Altum
Après moi le déluge.
Todo en la Tierra está levantado sobre arenas movedizas. Sobre una conciencia rudimentaria sostenida por incultos individuos que poseen el don de hacer y decir sandeces cada vez más distópicas y fuera de lugar. Como sustentan ese poder mediático construido sobre conceptos humanos... se cae todo por su propio peso. Y, máxime, cuando no se tiene una medida o balanza para medir el peso del corazón.
¿Iremos todos al Infierno?
Pues gracias a Francisco: No.
Y en eso hay motivo para agradecérselo. 
Si el Papa es el intermediario entre el cielo y la tierra y éste nos dice que no hay peligro, que no hay pecado, que no hay Infierno... No vamos nosotros a llevarle la contraria a semejante regalo. Tantos milenios para llegar a saber que hemos tenido miedo al pecado y al Infierno que este pecado nos esperaba. 
Tenemos que decirle que "algunos" ya nos esperábamos que tanto "el pecado", como el Infierno, no eran más que ilusiones terroríficas para tenernos sujetos a la Iglesia. La fantasía ha desaparecido y con ella, el miedo, acumulado por siglos. 
Gracias, Francisco. Argentino debías de ser.

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