Si uno de los motivos por los que Sánchez y sus socios pretendían romper el Estado de Gracia de los españoles, lo han conseguido con la ayuda de los emigrantes a gogó. Y, sobre todo, imponiéndoselo a las comunidades que son contrarias al partido gobernante. Imponiéndoselas al partido popular. Con nocturnidad y alevosía.
Pero...
Sánchez se niega a darle a Madrid la parte que le corresponde, en partidas presupuestarias, para ampliar la Capital, a la llegada de nuevas empresas del ramo de las tecnológicas.
Sánchez no quiere que Madrid equipare la mayor parte de las empresas que quieren invertir en España, por culpa de sus socios catalanes. Capital a la que nadie quiere ir por sus fórmulas de embarazo mental de sus dictadores dirigentes. Y, porque, en Barcelona, Colau hizo lo justo para desembarazarse de todas aquellas empresas que tenían su sede en Cataluña. Vino la pandemia y con ella se llevo a todos los empresarios que no querían pagar el impuesto revolucionario. Ahora, resulta, que los revolucionarios asaltaestados quieren que vuelvan las empresas a Cataluña, si no quieren verse vilipendiados por enormes cargas de impuestos. O sea, se lamentan para echarles de la comarca y se lamentan porque se han ido y no quieren volver.
Señores,
no hay mejores negociadores que aquellos que gobiernan con mano de hierro. Y, sobre todos, aquellos que gobernando Cataluña, quieren gobernar, también, al resto de españoles. Habría que inventar un Oscar para este tipo de gobernantes asaltaestados-criminales. O, tal vez, se llamen grilletes, esposas, cadenas, a lo que nos estamos refiriendo. No estaría de más que se pasearan una temporadita de vacaciones en los penales.
Venga, carajo, que no tenemos tiempo para tanto macarra, mamón e inútiles varios. A mamarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario