me llama poderosamente la atención que en las manifestaciones de libre y pacíficamente, se multiplican por las ciudades de media España, y, de la otra media también, se distancien tanto las cantidades de cabezas que han asistido a las mismas concentraciones, en contra de la ley de amnistía que está proponiendo Sánchez para favorecer a los golpistas catalanes que dieron el asalto al estado catalán-español, el 1 de octubre de 2017.
El huído catalán Puigdemón dentro del maletero de un coche... fue el detonante para que miles de ciudadanos del mundo, nos tomaran por boliches, en el juego de la petanca. ¿Con qué mirada pueden venir los turistas a España viendo la miserable capacidad de sus políticos?
Pues bien;
resulta que cuando dan los datos numéricos de la cantidad de gente que asiste a las concentraciones de las 200.000 mil del recuento de unos...; se convierten en 20.000 almas concentradas. ¡Y la diferencia de 20 mil a doscientos mil, ¿quién se la queda?! A no ser que uno cuente las cabezas y los otros las piernas. O viceversa.
Queda demostrado, por tanto, que nunca el Estado contador tiene la intención de tirar piedras a su tejado. Como buen tonto. Pero lo que no pueden esconder, en suma, es la voluntad de todos aquellos que se reunen para un fin general. En este caso la proposición de los políticos catalanes de separarse de la España <<Una, Grande y Libre.>>
¿Es, acaso, la partitocracia la que hace de España un eje común y único? No.
La verdad es que como partidos: Son sociedades anónimas a las que les damos derechos de administradores para que, desde las administraciones, nos gobiernen dentro de la Ley y el Orden. Sin, embargo, se permiten cuantificar sus ganancias a modo y manera de sus voluntades. Mientras que, la justicia, mira para otro lado. Y, si desde los partidos, nos gobiernan de esa manera...; qué no puede hacernos el dictador, cuando ve a todos los ciudadanos como súbditos o esclavos de sus decisiones. Este es el motivo por los que en España, de norte a sur, y, de este al oeste, se están levantando los españoles para bajar los humos a su Sánchísima deidad.
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