jueves, 2 de noviembre de 2023

conclusión de J.J.Benítez

 después de 50 años viviendo de los ovnis y de Don Jesús, el Cristo, nos viene a relatar que los israelitas no eran tales, si no un grupo de desarrapados individuos de muchas culturas y cataduras. Es una fómula mágica para seguir escribiendo y viviendo sobre algo que nos supera en el tiempo (no voy a decir que todas las edades históricas carecen de veracidad; pero una gran cantidad de dataciones no tienen sentido alguno) y nos recapitula hacia ideas más ajustadas a la verdad del éxodo judeomasónico.
Sin ser Benítez vengo diciendo desde hace tiempo -(años)- que los judíos eran apátridas. Un grupo de individuos salidos de Dios sabe dónde, con destino indeterminado. Al que en cierto momento se les aparece un individuo que les quiere dar identidad y se aglutinan para salir de Egipto hacia sabe Dios dónde. Y es en este momento en el que J.J. ha llegado a la conclusión de que no era Dios (que nosotros hemos ideado) el que les llevó al lugar que ocupan, hoy, pegándose con los palestinos.
Era muy fácil advertir que el truco del almendruco que les montó Moisés para sacarles de allí, era algo fuera de lo normal. Moisés era alguien fuera de lo normal. Y bajo el prisma identitario les convenció para abandonar Egipto en busca de una tierra prometida que no existia. Y es en este momento de la historia que nos viene a decir que una columna de fuego iluminaba el camino, de noche, y una lluvia de pan (maná) caía de día. 
El hermanísimo de Moisés díjole un día: Moisés si seguimos así las serpientes terminarán con nosotros y con los ganados. 
A lo que respondió: Hablaré con Dios para que nos diga qué debemos hacer.
Ni corto ni perezoso el Señor le dijo: Haz una bandera en cuyo trapo dibujarás una serpiente y todo aquél que haya sido picado... -mirando la bandera... -quedará sanado. 
Pues bien.
Cuando bien le venía a Moisés hablar con Dios... éste le citaba sobre una montaña. Una montaña que nadie podía tocar, ni subir en ese momento. Y cuando pisaba la cima  una zarza ardiendo le impedía el paso, teniendo que traspasarla o atravesarla, si quería hablar con el personaje que le había citado.
Si valoramos todo esto sabemos que no era Dios el que recibía a Moisés en sus rendez vous. Más bien hace referencia al Infierno, al Inframundo, a Lucifer, como responsable del delirio de Moisés. Es significativo la zarza ardiente, la serpiente como bandera, la serpiente como báculo... Todo hace referencia al que nos han dicho que es el Oscuro.
Con todo ello;
J.J. va a tener otro momento de lucidez para seguir escribiendo libros como justificación a lo errado en sus anteriores volúmenes. 
Nunca antes el clero, los ovnis y los judíos... han dado tanto para que tanta gente pueda vivir de ello. Y todo con vistas a seguir engañando a los seguidores que los leen.

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