En su libro "Yo, Macarena", arremete contra Abascal y contra el partido VOX por ser sustentado, en su raíz, por el Yunque, que es algo así como, "un Club de la Lucha", de caballeros cristianos, hacia la implantación de un fin religioso mundial.
Como en todos los Clubs de caballeros se accede mediante un juramento de confidencialidad, y, por tanto, de privacidad total de la existencia del Yunque o secta.
Dicho juramento reza así:
"Yo acepto integrarme a la organización nacional, en la lucha contra las fuerzas del mal, en El Yunque, asumiendo la lucha por el reinado de Cristo en España como actividad primordial de mi vida. Juro guardar la más absoluta reserva sobre la existencia de la organización, sobre sus integrantes, acciones y estrategias. Juro como caballero cristiano defender aún a costa de mi vida este instrumento que Dios nos ha dado para instaurar su reinado en la Tierra".
Por lo que se podría considerar a los componentes de VOX como un brazo diestro de la Iglesia; tan diestra en meterse en todos los fregados de la vida laica mundial. Del Ordo Seclorum.
Todo ello podría parecer algo fuera de lo normal si entendiéramos que lo normal formaría parte de un Orden, fuera de la influencia religiosa en el fluir del mundo. Poderes religiosos fuera de la vida laica, de los ciudadanos del mundo. Pero no es así. La religión está incluida en todos los organismos de los estados... y participa actívamente en todos los órdenes de la política. Todos los políticos actuales operan bajo la revisión del Santo Oficio. No es, por tanto, inusual, que los políticos se presenten a besar el anillo papal. Ahí tenemos como prueba, como aquellos que se llaman de izquierdas y aborrecen cualquier atisbo de religión y lo primero que hacen cuando son elevados a la categoría de presidentes, es, presentar sus respetos a la curia correspondiente. Aquí pertenecemos al Vaticano y en Rusia, al Patriarca ortodoxo. No hay un tío más religioso que Putin.
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