del niño al que han estado malcriando y enseñando políticas que hierran la moral y ética de todos los españoles... Ahora vienen a decirnos que se les ha ido de las manos. Que el niño, en cuestión, es un zoquete de tomo y lomo y que no saben qué hacer con él. Los dos papás, Alfonso y González, han intentado encontrarle una institutriz de baile y paraguas. A lo Mary Poppins. Pero el niño Sánchez les ha salido respondón e idiota, del montón. Se les ha hecho un pandillero callejero de las manifestaciones pacíficas. Él, y Marlaska, amparándose bajo la tutela de la policía, van soliviantando los ánimos de todos aquellos que estamos hasta los cojones de que este imbécil, redomado y ególatra, incendie España, como Roma por Cesar.
¿Cómo se puede tener un presidente de país, que va contra el país y contra los intereses del mismo? Esto se lo dices a un niño de primaria y se rompe la caja de reir. Este comportamiento, de Sánchez, es propio de niño mimado. De tonto hasta el desayuno..., y después todo el día. Y esto, por desgracia, no lo vemos los españoles cuando votamos. Y mira que tienen a los españoles sumidos entre la nada y la pantalla tv, y no se percatan de que les están incenciando el alma a base de consignas diarias. Bueno, bonito; bueno, bonito... Sí, mi amo... Lo que tú quieras, mi amo.
Pues... <<de aquellos polvos, estos lodos>>, y sin nadie que lo remedie.
Ahora sería el mejor momento para que los barones, de la psoe, se borraran de sus filas y remontaran la psoe con todas las letras que la identificaban. Porque, amigos, ahora mismo, la psoe, solo mantiene la (P), de partido y dividido. Todo el resto se ha ido cayendo desde González hasta nuestros días. Y esto, parecer ser, lo que añora Feijóo cuando lanza misivas de un nuevo partido socialista que se nivele al PP. Aunque, a mi juicio, expresamente Feijóo, no es un presidente adecuado para nivelar, nada, con el psoe. Más bien, es un niño pijo de la Galicia del hórreo y la necesidad.
Señores,
dejemos de elegir al más tonto o al más psicópata de los españoles para que nos dirija a la luz del final del túnel, o a los brotes verdes. Esto solo se les ocurre a un Rajoy, y, a un Zapatero.
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