jueves, 13 de enero de 2022

ese manosear a los niños,














que caracteriza a Joe Biden,  no es normal. Es una patología de mente enferma que le descuelga de la política y, más, de la norteamericana. No me extrañaría que Biden hubiera sido amigo de fechorías con Epstein. Con quien sí amigan a Trump, Clinton y Hillary Clinton... El príncipe Andrés de Inglaterra y la mordaza de 500.000 dólares.
¿Puede ser algo político dado el momento en que han salido en los medios estas amistades y no otras? 
El momento es muy importante en política. 
Un diario puede ser muy oportuno para tener un final deseado.
Ahora resulta que la hija del presidente estadounidense ha revelado trauma sexual infantil, abuso de drogas y resentimiento hacia su papá. Según el contenido del diario de Ashley Biden, lo escrito es objeto de una investigación criminal. Dentro del diario la autora considera que pudo haber sido víctima de agresión sexual, cuando era pequeña, mientras se duchaba con su papá.
Dios me libre de tener una visión propia sobre lo escrito por Ashey Biden, pero por sus hechos les conoceréis. 
Cuando Biden se encuentra rodeado de niños, suele ser baboso y agresivo, tocón, besucón, y da grima verle abrazarles y atraerles a su domio corporal de abusador.  Lo que me sorprende es que los padres, algunos, les dejen bajo el control y manipulación emocional de Joe. Este sujeto es detestable hasta decir basta. Y lo lamentable es que representa a la mayor nación del mundo, la más religiosa, y la de más tráfico sexual de niños.
¿Por qué será que todas las naciones con mayor influencia de tráfico sexual de niños está bajo la fe hacia un Dios católico?
¿Por qué bajo la influencia de la religión se cometen más abusos, agresiones y malos tratos a inocentes niños sometidos a las mayores aberraciones por sus captores, abusadores, y sacrificados en rituales sádios a Baal? 
Creo que los dioses son buenos para justificar la maldad que existe en el interior del cuerpo humano. Y, más, cuando ese cuerpo tiene el poder de ─hacer y deshacer─ sin que nadie pueda impedirlo. Y, máxime, si los miembros pedófilos pertenecen a familias reales o influyentes. 
Me desagrada <<reales o influyentes>> cuando somos el pueblo quienes les permitimos que esos estatus existan. Romper las ligaduras del servilismo nos pondría en igualdad legal entre los ciudadanos, y eso sería fuerza suficiente para coartarles cualquier atisbo de ilegalidad infringida hacia nuestros hijos. Hay, incluso, bebés, en los actos de agresión sexual. 
Solo gente muy perversa puede hacer algo así. 
¿Qué característica mental liga al depredador con la presa?
¿Qué estímulo se despierta en el depredador para destrozar el cuerpo de un bebé mientras abusa de él y, después, lo asesina?
¿Pero qué carajo está sucediendo en el mundo para que cada vez haya más imbéciles que les da por hacer locuras, y, sobre todos, a los más elevados en la cúspide la de la pirámide?
Creo que hay que echar abajo la pirámide y empezar de nuevo.


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