viernes, 12 de febrero de 2021

precaución, amigo nadador.

Suelo ir a la playa los fines de semana a pasear por la orilla metido hasta la rodilla en el agua. La verdad es que el agua está fría como corresponde con el tiempo. Pero no tanto como para no poder aguantarlo. El caso es que  el último fin de sema volví a casa y cuando me estaba duchando me preocupó ver cómo la piel de las piernas estaba como cuarteada. Cosa que otras veces no me había percatado de ese detalle. 
Nos vienen diciendo que las aguas fecales están contaminadas del coronavirus-19, detectado en los sumideros valencianos. Pero hay otra cosa de la que no nos están previniendo y es en la cantidad de gel hidroalcohólico que estamos derramando al borde de las playas. ¿Cómo podemos imaginar lo que pueden estar pasando los animales acuáticos? Si no había bastante con la contaminación de botellas, botes, bolsas de plástico, redes de arrastre, coches, bidones de agua de las centrales nucleare que estarán rompiendo por llevar la fecha de caducidad acabada, ahora, les infectamos con el coronavirus y les dejamos ciegos con el gel hidroalcohólico.
Si a mí se me puso la piel de esa manera tan reseca y cuarteada. Y pensé que posiblemente fuera por culpa del gel  con el que estamos todo el rato lavándonos y, en algunos casos, duchándonos. De la misma manera que había gente que lavaba a los perros con ese gel cuando volvían de dar el paseo. Menos mal que una sugerencia médica desaconsejaba lavar las patas de los perros con el dichoso gel.
Si a mí me produjo esa sequedad en las piernas..., ¿qué le puede pasar a una persona que se bañe en la orilla donde, creo, se concentra más cantidad de hidrogel? ¿Qué les puede ocasionar a los niños que son los que más cerca de la orilla se bañan? Creo que sería interesante que las autoridades valencianas tomaran cartas en el asunto y se investigara el tema. Lo del coronavirus tiene más problemática de la que nos podamos imaginar. Dicho queda.

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