jueves, 18 de febrero de 2021

Perseverance

Este es el robot que hoy se posaría en la superficie de Marte con intención de encontrar vida. Con la cantidad de aparatos que se han enviado y aún, no hay ninguna que haya mandado rastro de ello. 
Yo soy de los que opina que todos los planetas que orbitan alrededor de nuestra estrella, están habitados por criaturas que no tienen nada de especial, ni dentro ni fuera de la fisonomía y composición de lo que nosotros somos y representamos. 
Estoy hasta los mismos que escuchar siempre la misma representación teatral de la llegada, la bajada y frenada de los paracaídas y la suave toma de contacto de la superficie.
Siempre nos han dicho que Marte no tiene atmósfera...: por lo que debemos acondicionar los robots con otro tipo de posada y andadura por el suelo marciano.
¿Para qué sirven los paracaídas en una atmósfera que no existe?
Pues eso... que diría nuestro presidente. Para nada.
La finalidad de los paracaídas está en función de frenada por medio del aire atmosférico reinante... si no hay atmósfera el aparato caerá a la velocidad del peso que tenga. Guantazo seguro. Otra cosa es que el robot disponga de unos motores a juego con su envergadura y dispuestos hacia la superficie para que vaya frenando el impacto. Método empleado en los cohetes enviados a la Luna. Y, hablando de la Luna... me sorprende nos digan que en su parte oscura, la temperatura nocturna es de 190ºC. Me he quedado pasmado. Un planeta que hace de satélite terrestre y cerca de 400.000 kilómetros rotando el sol junto a la Tierra y tiene una temperatura de 190ºC. Que nos lo digan de Plutón... pues a lo mejor cuela...; pero de la Luna... No.
En fin
nueva película que nos irán retransmitiendo y nos quedares igual que si no hubiera ido el Perseverance. 
Por favorcito, Señor, que el robot no sufra ningún dado y podamos ver a los marcianos yendo y viniendo al Perseverance, a limpiarle las patas robotizadas. Me da la sensación que estos robot les sirve a alguien para regalárselos a sus hijos y puedan jugar con ellos, a modo de como los nuestros juegan empujando un cochecito de juguete.
Alguien que paseando se encuentra el artilugio y decide llevárselo a casa para venderlo por piezas a los chatarreros del lugar. Enviamos tanta mierda que alguno está haciendo montañas de piezas, y ensartándolas en otros platillos volantes. 
Esto va a terminar como la fábula del pastor que, tanto de nombrar al lobo : "Que viene el lobo, qué viene el lobo", y siempre era mentira, hasta el día que apareció  y no había nadie que le echara una mano para que no matara las ovejas. Nos están haciendo incrédulos sobre todo aquello  que está más allá de nuestras napias.
Malditos, seáis.

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