martes, 16 de febrero de 2021

mira que lo siento por Federico

 Y, más, cuando considero que su casa EsRadio, es parte de mi familia. No escucho otro canal que no sea el de Federico. Mi familia. Y, algunos, se preguntarán por qué cojones a ese canal le considero mío. Pues porque tienen los cojones para decir lo que otros callan. Si otros muchos vendidos o comprados, no lo fueran, y se dedicaran a divulgar la verdad que hay en la calle: me daría igual escuchar a Federico, como al que divulgara lo mismo. Porque yo sabría que están diciéndome la verdad, ambos. Sin embargo, ahora, no me he encontrado a nadie más que apriete las tuercas como lo hacen en EsRadio. 
Perdón, perdona/ me he olvidado de Herrera,/ otro gallo que canta,/ desde bien temprana hora.
Decía en el encabezado que lo sentía por Federico a sabiendas de que todo el esfuerzo volcado en respaldar a los posibles de la derecha... han sido infructuosos. Ha divulgado, por activa y por pasiva, todas sus merecidas obras sobre el comunismo y la gente no ha sabido sacar la sustancia de los millones de muertos producto de la regencia del comunismo ruso.
Creo que Federico padece de una gran credibilidad sobre el género humano; sin saber que el género humano es volátil, como el humo de chimenea. A la gente no le interesa ni siquiera el momento que vive. Cuanto menos le interesa los millones de personas asesinados por los comunistas rusos. Solo hay que ver cómo han votado a los etarras, y sus obras son más recientes. 
Yo sé que Federico morirá pensando que la gente se merece todo lo mejor del mundo y más allá; pero los ángeles de la gurda son sordos y mudos y no saben dirigir la masa que les ha tocado en suerte. Federico no debe tirar la toalla, si no más bien mantenerla por todos aquellos que bebemos de las aguas que corren por su cabeza, por su mente. Esa mente tan privilegiada que tan pocos españoles soportan sobre los hombros. 
Ojalá las nuevas generaciones topen con los libros de Federico y no caigan en la tentación de militar en esa secta del comunismo. Solo hay que mirar la cara de Iglesias, para captar cómo influye en la mente de los adeptos. Por favor, alejaros de las malas compañías; y no caigáis en la secta de los dementes al comunismo.

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