sábado, 27 de febrero de 2021

la guerra

 como tributo a los dioses.
Y desde que hay dioses en la mente de los hombres, la guerra es un medio de convivencia, como si fuera normal.

Y lo que hubiera sido normal... consistía en la construcción de aeronaves con capacidad de salir de la Tierra en busca del origen de nuestras razas. De hecho nos  hubiéramos adelantado al tiempo y al resultado. El tiempo ha pasado y sucumbimos a pandemias y al Apocalipsis del mar. Un caballo no representado en la Biblia, pero que hace honor a lo que puede acarrear que, los animales acuáticos, por culpa de ensuciarles su habitad, naveguen sedientos de aire, como barcos inertes y a la deriva, sobre las aguas del mar.  
Ese día de pestilencia nos acercará a la realidad de haber postrado rodilla en tierra, a saber qué entidades, causantes de nuestros males. Todo ese montante de dinero invertido en aviones de combate y de dolor masivo... se hubiera invertido en la conquista del fundo del mar... ahora no tendríamos otro apocalipsis, otro caballo   de Apocalipsis, rondando nuestras cabezas. Y este sí que se llevará por delante a más de la mitad de la población. Y, la otra mitad, hubiera querido acompañar a la primera por muchos submarinos, bunkers e historias que tengan preparados. 
Cuando el mar se corrompa, veremos de qué les ha servido procurarse tantas reservas de agua estanca y habitáculos bajo tierra. 
Todos los días jugando a juegos de guerra con sangre y guerreros de verdad... 
¿No hay nadie que se oponga repentinamente contra todo este desgaste de fuerzas necesarias para lograr un futuro mejor? ¿No sería más inverosímil que conquistáramos nuestro querido planeta en busca de una agenda mejor? ¿No seríamos los verdaderos dueños de nuestro Cosmos cercano al sol? ¿No sería curioso, al menos, tener a los humanos correteando por los ocho planetas que nos rodean, sin ninguna pretensión que la de ser visitantes de fin de semana?
Pues... no.
Los mejores políticos son los más tontos de la loquería. Y lo que hace un tonto, en ese locutorio, lo repiten los demás... como si de una consigna numérica se tratase. O, tal vez sí, nuestro holograma este realizado mediante signos y números, y en el panel esté incluido, el programa para locos y sus locuras. No me extraña que la mente programada, lo esté, para convertir en holograma en palabras y seguir provocando y difundiendo la misma secuencia por los siglos. Por eso es difícil salirse del enclave del programa holográfico manipulado. Fijaros que creo...: si nadie escribiera nada, tal vez, la secuencia de números y letras, fuera la llave que terminara con este mundo ficticio.

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