viernes, 26 de febrero de 2021

pobrecilla, Irene,

 

hasta a pandemia la tiene en contra.
Sin embargo las feminazis no paran de decir que, si no fuera por culpa del virus lo del 8M, seguro que la derecha buscaría otro método para estar en contra de las mujeres. Al menos, el que se haya desconvocado el paseíllo feminazi, ha sido por el coronavirus y no por la extrema derecha. Que sin ser los culpables, se han llevado la coletilla de serlo.
Mira que suelo ver todos y cada uno de los vídeos que caen en mis manos de los actos políticos que realizan cada uno. Y cuando no son vídeos, suelo seguir el directo en el Parlamento. No he visto a ninguna machirula de VOX, ponerse en contra de las mujeres ni de los LGTBI+. Más bien al contrario... son los únicos que piden igualdad entre todos los géneros a, excepción, de las trapisondas leyes que fabrica Irene en su chalet de Galapagar. Que, en vez de estar corriendo por la extensión existente entre las valla del kasoplón, cual gacela en celo, se dedica a masturbar la mente para germinar lo contrario que marca la legalidad vigente. No hay una cosa o pensamiento estratosférico, que no se lo tumbe la judicatura.
De verdad, hijo, Iglesias, dale más caña al mono, antes de que se te vuelva humano. Es verdad que está aprendiendo rápido el tema de la distribución del dinero que no es de nadie..., pero venido de Europa. Haz el favor de cortarle la cuerda y hacérsela más corta, porque nos va a volver locos con tanto batiburrillo y sin sentido, que llena su cabecita.
Yo me pregunto dónde estaríamos hoy en día, si esta mujer hubiera aparecido una década antes. También es verdad que estuvo Leire Pajín, la política, y casi morimos todos de un intento... Nada más y nada menos que en compañía de Zapatero. Hombre, este, lo mejor de lo mejor que ha tenido España momentos antes de secarse los brotes verdes.
Yo, me autodefino  cobarde, lo reconozco y lo digo sin tapujos... Porque si no lo hubiera sido me habría practicado el haraquiri varias veces por semana. Con la cantidad de gente guapa que hay en Valencia y... en fin, no hace falta decir más. La historia, si es que alguien la escribe alguna vez... se dará cuenta que no hace falta perder ni tiempo ni tinta. Creo que, con Irene, no sé si alguien escribirá sus memorias.

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