viernes, 3 de enero de 2020

fuera de España


el maricón de Marlaska.
No se puede dejar que gobierne el Ministerio del Interior un mariconson como Marlaska. La vida pajolera de Marlaska la tenemos que pagar, después, los españoles. ¿Cómo se puede poner a un maricón al frente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sin que, por ello, salgan escaldados? No se puede. Ya tenemos la experiencia de los actos que viene propiciando el pajero personaje.
Hasta ahora hemos tenido a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en un ¡ay! permanente y ahora resulta que les echan de aquellos lugares donde han dado el callo y la sangre. ¿Quiénes son los putos etarras como para sacar del País Vasco a las Fuerzas del Orden? ¿Quiénes se creen los putos etarras sino asesinos a sueldo de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana?
¿Quién hay detrás del pescuezo de Sánchez?
Sánchez no tiene las alturas mentales suficientes para llegar a tomar acuerdos de la envergadura de los que está tomando. Tiene altura corporal para servir de antena panorámica y poste de línea telefónica...; pero de ahí, no llega a más. Sólo la fachada no es suficiente para determinar la categoría profesional de un político. Sí determina el egocentrismo que acumula en todo su cuerpo y que sale por cada poro de su piel. ¿Quién quiere un instrumento de ese calibre? Nadie. Está gafado desde la primera vez que quiso ser presidente. Bien sabían sus compañeros que no servía ni para jarrón de entrada.
¿No hay nadie de los intelectuales que haya puesto precio a su cabeza y se agrupen para terminar con este intrusismo diabólico al frente del Estado español? El Rey tampoco aparece. Se le da por desaparecido por esos mundos de Dios donde solo aparecen o desaparecen los reyes. Otro mundo de Oz.
¿Pero qué cojones hemos echo los españoles para merecer este regalo de reyes?
Es que llega a ser patético que sigamos escuchando día sí y otro también, las animaladas que tienen a bien ofrecernos los inframundos de Torra, Sánchez, Puigdemont e idiotas varios del montón.
La milicia ya, en Cataluña y país vasco.

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