viernes, 17 de enero de 2020

al final

vais a conseguir lavar vuestras miserias, de Partido, a base de sacar cada día un nuevo caso de corrupción, malversación, falsedad documental en vuestras mierdas... y un largo etcétera... que no habría persona humana que pudiera hacer todas vuestras porquerías ni viviendo tantos años como Matusalén (500), o, vividas y escritas en el Libro Acásico de los Vivos y los Muertos. 
¡Qué poder de hacer... y de tirarse los trastos a la cabeza...!, en vez de estar trabajando conforme se debe y precia en favor de la chusma que realmente trabaja para daros de comer a toda la patulea y familia, de la gentuza política. Ya marea que estemos haciendo de tripas corazón y diciendo que no hay modo de solucionar los embrollos políticos como si, el pueblo, viviera en otra dimensión, o fueran ellos quienes se hubieran dimensionado -como extraterrestres-, en la Tercera Fase. 
Ya está bien de colapsar los despachos judiciales aunque, sean estos despachos o salas de justicia, parte del problema, en vez de la solución...: a la rebeldía de sus Señorías. Me puede decir alguien cómo se pueden calificar de Señorías a estos cafres o burros de mesana. Es que no cabe un tonto más por metro cuadrado en España. So pena, que alguna parienta de algún político la dé por parir... en estos tiempos revueltos...
Azucena se llama mi amor...
Y Rocío Monasterio el motivo de este post. Con su actuación, de 2005 a 2009, como arquitecta, sin serlo. 
Si luego añadimos los que se han sacado doctorandos en la Juan Carlos I, sin ir por allí..., ni para preguntar qué tal estaba Juan... Falsificación de documentos públicos, y suplantación de ostentación en cargos públicos. 
Realmente conmovedor. 
Con todo este resultado no me extraña que los etarras vivan sus noches venecianas, sin estar en Venecia, a la luz de la Luna y de las velas aromatizadas. El que Torra esté torrao, y Torrent culpable de no mandarle a un psiquiátrico. Estoy deseando que se sume Puigdemont a la fiesta de fin de República, con cohetes, matasuegras y gorro de mago. ¡Qué asco!

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