martes, 14 de enero de 2020

el que no corre, vuela.

Esto es lo que está pasando estos días en España. Por una parte tenemos el lío morrocotudo de un Sánchez hablando con Torra, que a su vez, está despedido de la vida política gracias a sus enfrentamientos con La Junta Electoral, y  a espera de la ratificación del TS. A su vez, Dolores Delgado, exministra de Justicia, bajando escalera con orden de dirigir la Fiscalía General del Estado  con la sana intención de politizarla, para desjudicializar la política. Es decir, el mejor invento para que la justicia no tenga el poder de echarles mano hagan lo que hagan. Por ese invento Torra y Torrent, se hacen los duros ahora, porque saben que serán absueltos de sus bravuconadas llevando el PSOE las riendas del poder judicial. Adiós la justicia tal cual la conocemos. El poder judicial al arbitrio del estatutario. Sánchez el puto César con el dedo hacia abajo o hacia arriba. Es posible que siendo así se compre una guillotina para ajusticiar al monarca en la Zarzuela y quedarse él y Begoña, como los Obama españoles...
Por otro lado Iglesias despliega el radar para percatarse de cómo va lo suyo con los narco mexicanos. Es verdad que ha cobrado una pasta gansa (1.600.000 euros) por ciertos trabajitos de cloaca del Estado y competencia desleal con Villarejo.
A su vez, la presidenta de Madrid, Díaz Ayuso, de viaje organizado a los Emiratos Árabes, a costa de las cuentas del Atlético de Madrid. 
Isabel Díaz Ayuso, con Luis Rubiales, Florentino Pérez, Enrique Cerezo, Álvar Iranzo y el príncipe Abdulaziz bin Turki Al-Faisal Al-Saud. Un elenco de majorettes enanos-contenta-arenes. Y el sepulcro blanqueado en medio. 
¿Qué hace la presidenta de Madrid viajando con tanto hombre bien remunerado? Son viajes de negocios empresariales. Los mismos que hacía el abdicado para sobornar a los empresarios por una módica cantidad. A la vez que se divertían de lo lindo con carne joven robada a saber de dónde. ¿Tal vez de las dependencias o albergues municipales de jóvenes entre los 11 a 14 años, en Mallorca? ¿No nos suena el Caso Bar España, cuyos parroquianos se divertían con niños aún más jóvenes de otros centros de jóvenes desestructurados y en dependencias del Estado? Hijos de puta. Supuestamente, en el Bar España, las juezas se rociaban de droga para que los niños la consumieran y fueran violados sin que se percatasen de ello. ¡Qué asco de gentuza! 

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