jueves, 3 de mayo de 2018

ETA cambia de cara

que no de ideología extremista, de simbología nazi.
¿Cómo no van a cambiar los etarras cuando se ven con pasta, sin nadie que les tosa y metiendo miedo en los territorios que gobiernan? 
Porque, amigos, ir a un fuero etarra es como ir a Colombia, Venezuela, u otro país donde gobierne la mafia a base de visitas clandestinas a los que se quejen, palizas a quienes se quejen, enmendare a quien no les vea o mire bien....
¡Así cualquiera dice que está todo bien!
¡"Yo me lo guiso, yo me lo como"!-: Juan Palomo. 
Acojonante.
Y a eso lo llaman los etarras la paz política. Que digo yo: Mariano y el  bobo de Zapatero, ¿no se les cae la cara de vergüenza por la política de terrorismo que han llevado al País Vasco?
Pues, no, amigos...
No les cae la cara de vergüenza porque han cumplido con las normas impuestas por la iglesia vaticana española para que los niños pijos etarras se vayan de rositas y con los bolsillos llenos, porque consideran -que lo somos-, que los españoles somos gilipollas. Ni punto de comparación con los espirituosos consumidores de coca colombiana. 
Ahora, nos dicen:
que dejan las armas. ¡Pues muy bien, ¿Y...?!
Es el momento idóneo para poner a los etarras huidos en las troneras carcelarias y sin ver la luz solar.
¿Por qué?
Porque...: aún no siendo proporcional al tiempo que llevan los muertos sin ver ese mismo punto luminoso..., los etarras deben sentir en sus carnes la soledad de los muertos. Una soledad de carencia familiar; una soledad con la aparición de las escenas, día tras día, de aquellos a los que han dado muerte. Con ese contagio cerebral con el que quieren humillar a las víctimas.
Ya sé que no hay Dios -como dice Francisco-, y no lo hay porque los etarras que han muerto hasta ahora: le han asesinado. Como los curas asesinaron al Hijo.
Son tal para cual. La Iglesia y sus hijos etarras son aves de rapiña..., son hienas, carroñeros, matones religiosos. Matones de Iglesia. Serviles niños violados y encabronados, para hacerles miserables, serviles a la curia. Por eso no piden perdón. "Ya les perdonará el Padre cuando lleguen arriba". ¡Asombroso!

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