jueves, 8 de abril de 2021

De los cuarenta para arriba,

 no te mojes la barriga. Dice un refrán. Y si con cuarenta tienes que tener en cuenta la edad del refranero, cuanto más no has de temerlos pasando los sesenta. Y es que los mayores estamos para pocos trotes a la hora de tomar decisiones que antaño no pasaban valoración. Se hacían y punto. Y mira tú por donde, ahora, se nos ha planteado la cuestión de decidirnos con la vacuna: vacuna sí, vacuna no. Sobre todo cuando nos plantean que se pondrá AstraZeneca a aquellos que tengan de sesenta para arriba. Y, ¿por qué, tenemos que ser aquellos que hemos cumplido los sesenta y no a edades menores, los que se vacunen con AstraZeneca? Por los efectos secundarios que produce su inoculación. Trombosis. Y la trombosis no es ninguna tontería; y lo digo por experiencia: he pasado una y, aún localizada, he perdido memoria adquirida.
Viejos sí; tontos, lo justo.
España es uno de los países más longevos de la Comunidad Europea. La gente no tiene ganas de morirse y tienen que darnos un empujoncito. 
Una prueba la tenemos con el ministro de finanzas japonés cuando dijo: <<Estamos diciendo a nuestros mayores que se vayan muriendo porque son una carga para el Estado>>. Nuestro ministro respondió: <<Estamos nivelando la edad de jubilación con la de muerte>>. Y ante esta perspectiva ¿quieren que nos vacunemos? Ni de coña. Y menos con AstraZeneca: Con licencia para matar.
Viejos sí; pero no tontos.
Y ese es el paso que nos quieren hacer que tomemos: 
--Si no te vacunas no te dejarán en paz.
--Si te vacunas y te pasa algo: fue tu elección.
El Libre Albedrío, otorgado por Dios a los hombres, solo sirve para cuando vuelvas al Paraíso o al Edén. Aquí estás sujeto a los designios que tome Bill Gates. El genocida mayor del Reino terrícola.
Total;
la pandemia ha sido una treta urdida por las grandes farmacéuticas y los grandes magnates. 
Los magnates chinos se han visto recompensados por millones de euros con el tema pandemia y El crack, en el que se ha visto el mundo, ha puesto a cada uno en su lugar. El dragón rojo se ha posicionado como dueño del planeta y se ha afianzado valorando el bitcoin por encima de cualquier otra moneda. Un caos planetario que ha parado el curso de la Tierra, como si hubiéramos chocado contra una pared invisible. 

No hay comentarios: