Casado acordó en 2019 que Ayuso no presidiría el PP de Madrid.
Pero, imagino, que tampoco acordó con Sánchez retocar los jueces del TC, lo ha hecho. O ¿ya lo llevaba en la mente el terminar emparejado con Sánchez?
No se da cuenta que el hábito no hace al monje. Y que por mucho que se cambie de calzoncillos, al día, y el traje sea azul y bien planchado, su coraje y osadía, es lo que no le gusta a la gente. Como tampoco gusta que sea un traidor a su bancada, a España, a su partido, a sus amigos y sus votantes.
No llego a comprender por qué tanta negativa a que Ayuso sea la presidenta del PP, en Madrid.
Podría llegar a pensar que es por envidia cochina de puerco de porquera y hoze, pero creo que es por simbiosis con el partido contrario. Esa eterna amistad odio que tantos boletines da a la oponión pública, y congéneres, en general.
No. La vestimenta no hace a la persona. Son sus intenciones, su equilibrio emocional, son la importancia hacia las personas que le rodean y escuchan. Casado, como Sánchez, cuando ven a los españoles ir a verles, a escucharles, piensan solo en números de voto. Piensan solo en la repercusión que harán de ellos los medios de comunicación: escrita, radiada, televisada. Perfectamente podrían ser zombis, o extraterrestres, o máquinas (IA), y no nos enteraríamos. Estaríamos viviendo una realidad visual, pero, sin embargo, una irrealidad de composición interna. Un robot al que le cambian el semblante y le reajustan los tics. Le bajan el vibrato tonal y le modulan la voz. Un enjendro. Pues eso es Casado y su contrincante Sánchez. Mitades de una naranja, y por vivir en Valencia, naranjas, por cierto, que las echan a perder porque el campo valenciano y, en general, el español, están siendo desplazados por productos marroquíes peores y con mejos jugo. A ver si se enteran estos payasos y dejan de jugar a quién le corresponde qué... o a ver a quién joden y cuándo... A trabajar, carajo.
Fijaros que Feijoo se puso del lado de Ayuso, pero... cualquiera se fía de quien le da la mano a la zurda. Aún, le permitiría hacerse fotos con la mafia galega. Pero darle la mano a la zurda.... Mmm, ni un pelo.
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