viernes, 5 de noviembre de 2021

los valientes sin rostro

 Pinta de trabajadores de la construcción o la minería. Ya, por desgracia, sin recursos en España. Pues esos que ves ahí con los antifaces de Halloween, son etarras. Esos fabulosos hombres vascos (que no queriendo terminar sus días pescando, por la dureza del clima en el norte) dedicaron con empeño y eficacia su carrera como asesinos a sueldo del erario público y privado (extorsiones a empresarios), del País Vasco. Ahora sacando pecho en las administraciones públicas y parlamentos, gracias a la gracia sin gracia de Zapatero. Ese señor inútil, como rastrero, que va dando lecciones cuando es el más negado de la literatura y la gramática española. Un inservible ex presidente de España, para deshonra de los españoles. Un comisionista de países latinos que más les valiera tirar la pasta al mar que dársela a este lelo español.
Nos tenemos que contentar con la historia que tenemos porque hay de todo, como en botica. Han habido valientes españoles y los hay asesinos y lelos... Pero como dijo Aquel: son nuestros y hay que conformarse. Nos está costando y eso que nos dejó, el asiento, por el 2011. Si tengo la cabeza en su sitio. De todas formas cualquier opinión o comentario de ese panoli, flaco favor hago a los españoles. Por tanto, si la fecha no es correcta y el insulto bajo, tampoco tiene mucha importancia.
La importancia es el contenido de la imagen con todo ese maremagnum de letras, figuras, etc. Allí sale un lehendakari con chapela para que los que miramos la imagen sepamos que son del País Vasco. No los confundamos con andaluces. Deben de tener sangre taliban, por sus caras se parecen mucho a los talibanes. Al igual que Junqueras, tiene toda la cara y sangre que los suecos, noruegos, etc. aún se están riendo de la ocurrencia de Junqueras hermanándose con ellos. Esa es la importancia de ser español y catalán: el humor.
Como como vemos los vascos son totalmente diferentes a todo el elenco de ciudadanos de España. Sus caras les definen, claramente, como <<los hombres sin rostro>>; aquello que, como John Wayne mataban hombres..., estos lo hacían a distancia y sin caballo. Mataban y huían como cobardes a esconderse debajo de las faldas de los curas vascos. A penar sus culpas al amparo de la sotana. 
Estos etarras son esos niños vascos, sin amor, que dominados se lanzaron a derramar terror y odio, por todos los lugares por donde pasaban. 
Y, yo, me pregunto: 
¿Por qué tendría el demonio y su corte, que esconderse, cuando el planeta le pertenece?
Aquí les tenemos vestidos con sus togas rojo sangre, al igual que las zapatillas salpicadas del rojo líquido, por sus ceremonias sangrientas al Padre de todos ellos. 
Aquí el Cielo tiene poco que hacer. Aquí, echaron la llave y dejaron que el hedor, la pus, la bilis, los humores, nos los repartamos entre nosotros. <Dejad que los muertos entierren a sus muertos>; esa es la consigna.
Y, ahí están los enterradores y los muertos, haciendo el gilipollas y sacando pecho de los muertos sin sentido ni sentimiento y solo por el hecho de que no tienen conciencia ni para sacársela a mear. Pero ellos lo viven con total empatía al miedo que desprenden cuando se cruzan con alguien, donde quiera el lugar.
¡Qué asco de banda y de vascos!

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