Ese aro que te lo concede la Gran Logia de los masones. Solo necesitas un gran convencimiento de que son (y lo son) los dueños del mundo a través de familias como los Rothschild. Hay doce más. Como las tribus de Israel. O, los 13 poseedores de las monedas de Judas. Los Iscariotes. Los que poseen la ambición de atesorar todo el poder, poseyendo todo lo que se construya o sea necesario gobernar. Su ambición es la misma que la representación de Judas, en la Historia Sagrada o religión.
En realidad son los mismos judíos que mataron el Bien personificado, al que tanto critica el Papa Negro, Franc. Bien supieron quitar al anterior, lo raro es que no se lo cargaran con el socorrido té y el cianuro. Si no que se lo pregunten al papa Juan I. Muerto a los 33 días. ¿Casualidad? En los estadios de poder no existe la casualidad. Se busca.
En sus más diferentes sectas de oscurantismo: en la que tantas personas, de Bien, han sucumbido por la esencia, ocultista, de sus contenidos. Una enseñanza rastrera, diabólica, programada. Una ingeniería social al más puro sentido judío. Son la sinagoga de Satanás: la historia secreta de la dominación mundial judía.
Su linaje viene desde que se consideraron el pueblo elegido y lo dejaron por escrito.
Inaudito.
Como inaudito el conocimiento gnóstico de los extraterrestres y los textos encontrados en Nag Hammadi. Han aparecidos textos muy sospechosos, como necesarios a descifrar escritos antiguos. Demasiada casualidad.
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