viernes, 23 de julio de 2021

¿Y si China capitulara?

 
El planeta Tierra ha dejado en manos del imperio chino todo el equilibrio industrial del mundo. China es el único país que tiene todo el poder industrial en sus fábricas; es el mayorista más podente del planeta. China es la que abastece al mundo de todo cuanto es necesario a precio de saldo. Esto será hasta que se hagan con todo el poder y, entonces, pondrán los precios al costo que ellos quieran cobrar. 
¿Qué pasaría si, como se muestra en el vídeo, colapsara por una inundación, terremoto, o la caida de un meteorito? 
Que el mundo sufriría las consecuencias al no tener la capacidad motril para contrarrestrar el impacto que causaría ese colapso general. Occidente se vería incapaz de suplantar o paliar la bajada o anulación del material a nuestras tiendas. 
China, fabrica, construye, proyecta con código de barras a corto espacio de tiempo. Sus productos son malos, deshonestos con el ambiente (presas); inestables en el entorno (edificios que premonizan derrumbe). Vemos como las macro construcciones se van al carajo por culpa de una mirada a los intereses monetarios, imperialistas, más... que al beneficio de sus habitantes. 
China está desatada, esta salida de madre y no hay nadie que pueda meterle mano. Porque toda la industria está arracimada en ese país. Cuando se constipe estamos todos muertos.
Ya hemos visto hasta qué punto están fuera de control. Con la pandemia ha tenido las santas narices de negarse a dar permisos para investigar la fuga viral. ¿Tal vez para no implicar a otro país norteamericano? El problema se agravará cuando se empiecen a vender los experimentos, las pruebas virales mortales, a otros países con menos empatías que los gerifaltes chinos. 
Estos países siempre están jugando a ver quién o quienes son más tontos a quien o quienes poder engañar. 
Viven entre un atontamiento visible y la visible visión del ojo como mirando a un horizonte sin límite de espacio. Como si no hubiera o tuviera la Tierra esa línea Non Plus Ultra.
No se puede estar tranquilo con seres que están todo el rato viviendo una verdad sospechosa. Un ¡ay! que te aprieta el ano y te cierra la glotis.
Es una implosión de valores donde los valores no existen. Una pintura puede valer algo cuando la quieres vender y te dan lo que pides. Después, no vale nada más. A todo hemos puesto un precio solo para el que lo quiere pagar. Hasta ese momento el precio justo es (0). 
Pero es que seguimos así milenio tras milenio y sin saber bien dónde está el límite de stop.
Aquellos amenazan, estos no les hacen caso. Aquellos se enfadan... estos se cabrean. Aquellos se desmadran un rato, estos encajan el reto... Puro idiotismo dentro de un mismo teatro. Si pudiéramos bajar la persina o las cortinas e irnos a otro plano, satélite o planeta... tendría un sentido el juego. Pero es que el tablero mide la misma distancia de un ángulo al otro, al otro y al otro. Y, entremedias, las piezas... Rien ne va plus.

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