lunes, 26 de julio de 2021

cientos de médicos españoles

 dicen que la pandemia está planeada. 500 médicos alemanes apoyan esa postura.
Si cierto fuera que los médicos españoles, o de cualquier otro país, dijeran o expusiesen semejante afirmación, deberían comunicarlo a la mayor brevedad a la Organización Mundial de Salud (OMS), para el trámite correspondiente, a una denuncia internacional, contra el país o países que han atentado contra la salud de los habitantes del planeta. La respuesta por sejemante ataque terrorista contra el mundo y sus habitantes, sería suficiente para proceder a una cuarentena y una sanción subsidiaria por los muertos y los enfermos crónicos que puedan quedar. Esto ha sido una guerra encubierta en formato de pandemia. De virus. ¿Cómo será la próxima guerra mundial: con más virus a cada cual más activo? ¿Podría cualquier grupo terrorista apropiarse de un cirus... soltarlo alegremente sin que nadie pueda denunciar la autoria del pandemista o agresor? ¿Es posible que las guerras, a partir de ahora, sean de virus y de laboratorio a laboratorio, por ver quién es más ladino y cruel? 
Mientras no pongamos las cartas sobre la mesa el engaño, la falsedad, el genocidio estará en manos de psicópatas del nivel de Bill y de otros políticos que le empoderan hasta el punto de hacerles sentir los amos del mundo y sus habitantes. Y ya va siendo hora que los ciudadanos del mundo pongamos a los dirigentes y a los psicópatas en sus sitio. Que sepan que con nuestro esfuerzo les estamos manteniendo en todas sus abominaciones. Que todo el material que lanzamos al espacio está fabricado con el dinero de los contribuyentes en formato de impuestos. Que estamos hasta los cojones de ver como imbéciles se regodean de poder acabar con media humanidad porque el señor se ha levantado con mal pie. Que unos descerebrados chinos se sienten tan importantes porque son capaces de matar impunemente a personas para vender sus órganos frescos como si fuera una casquería o supermercado de servicio al cliente necesitado de órgano sano. Y que si el órgano ha sido infectado o deteriorado por alguna circunstancia no hay más que coger a otro desgraciado humano y vaciarle para rellenar a otro que puede pagar lo que le pidan por ese acto cruel y despreciable. Y esto solo lo puede hacer un país como China porque tienen menos seso que el que porta un mosquito. Y hasta que nadie sea capaz de decirle o cantarle la gallina a Xi Jinping y sus acólitos asesinos, estaremos con un ¡ay! y el culo preto. Vamos, ya está bien de consentir estas atrocidades que en otros tiempos han sido castigados con penas de muerte. Por mucho menos la Santa Inquisición mataba gente por un tubo por el echo de que alguien denunciara a otro u otra por ser brujo o bruja, y a la rueda de estiramiento. Pero como ahora el señor Papa es comunista como los comunistas chinos pues no hay Inquisición para esos asesinos. Por lo se podría decir que la Santa Inquisición era, también, un grupo de asesinos como los chinos de Xi Jinping... Por mucha alfombra roja que le hayan puesto la vez que vino a España. Ocasión que se podría haber aprovechado para dejarle mojama en cualquier rincón de un callejón sin salida. Mientras ellos siguen alargando la vida a costa de los órganos de gente joven y sana. 
Es que es muy fuerte que sepamos las andanzas de estos caballeros vampiros, sin que alguien ponga remedio a sus desengres. ¡Ya está bien de joder la vida a los demás por unos miserables y despreciables diablos!
A por ellos que son muchos pero muy cobardes; por mucho que vayan dando pulsos al resto del mundo. 

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