martes, 13 de julio de 2021

Camila Parker

 el día 19 es la fecha de caducidad de portar la mascarilla para los británicos. Las autoridades han puesto esa fecha, del 19, como fecha tope de la tocada de huevo. Camila tuvo un feliz desliz al decirle a un chaval que se encontraba en una recepción, que estaba hasta el coño de llevar la mierda de mascarilla. 
Todo el mundo pensó que se iba a contradecir de su azaña bélica contra el dichoso trapo asqueroso... pero la cosa quedó ahí...
Imagino que la duquesa de Cornualles se quedó más ancha que larga, con esa salida de conductor de camión. Pero, es que a veces, hasta los más protocolarios, se despachan a gusto. 
Creo que si hay 8.000 millones de almas en la Tierra, pululando, danzando, jodiendo, comiendo, viajando... Todos; digo: Todos, estamos hasta los cojones de hacer caso a los psicópatas que piensan en los demás con ánimo de venganza. ¿Qué cojones les pasa a toda esa gentuza de mierda? ¿Qué tengo yo que ver con ellos para que decidan por mí si he de vacunarme, llevar la mierda de tapaboca, o admirar el Nuevo Orden Mundial, a bordo del capitán de corbeta, el pope Franc? 
¡Qué estamos hasta los cojones de que nos ninguneen! A ver si os dais cuenta. Cojones.
Ahora resulta que las ordas al mando del neurótico presidente norteamericano Biden... le ha dado por obligar sí o sí a toda la población americana. Con un par. Le importa una mierda el Código de Nuremberg, que otorga a los experimentados a decidir si quieren o no ser experimentados. De un plumazo se pasan por el forro la decisión del experimentado. ¡Que se metan por el culo los experimentos nazis! Porque no son otra cosa que experimentos nazis. Aquellos que se saldaron con millones de personas gaseadas, tiroteadas, experimentadas. 
Que no se puede dar el bastón de mando a un sociópata del nivel de Biden. Que alguien se dé cuenta de ello y ponga el grito en el Cielo para ver si baja el árcangel Miguel y se lía a hostia limpia y limpia (valga la redundancia) la Tierra de mamones y descerebrados. Que también estamos hasta el forro de pedir ayuda al Cielo para que haga desaparecer a tanto bicho inframundo como tenemos rodeando a los demás. Que es un sinvivir en nosotros el tener que estar todo el tiempo pensando y comprobando quién de todos los dirigentes es más payaso que su homónimo. Si no es suficiente con aguantar a la parienta dando la vara todo el puto día, como para que tengamos a unos dirigentes políticos que no hacen otra cosa que marear la perdiz y ¡maricón el último!
Joder, ¡ya está bien! Meteros unos pelotazos de whisky... y dejar que la población mundial respire aire puro con tranquilidad.
Estoy contigo, Camila, fuera trapos: y dejemos al desnudo la sonrisa horizontal.

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