--¿En qué ha quedado la formación Arrimadas?
--En nada.
Aquella muchacha que, como Ayuso, se enfrentaba al más cafre de la política española, como lo fue Torra. Esa luchadora que llevaba en cartulinas las vergüenzas de Torra y de su partido, y quedaba como Dios entre los suyos; con un trabajo bien realizado y sin temblor en la voz.
Ya se lo pronosticó Torra cuando la dijo que debería intentar quedarse en Cataluña y a su vera. Y prefirió ir a Madrid para conquistar las glorias y el poder que palpitaban en su interior. ¿Se equivocó:
--Madrid la ha sepultado como ha sepultado a la izquierda de Sánchez.
¿Se equivocó cuando cambió el rumbo hacia los piratas del Caribe monclobita?
--Tal vez, pensó, que Sánchez era el muchacho alto y guapo que sale en las novelas rosa; sin mirar bien que Sánchez es un mitá...
Ahora, después de habérselo currado, como Cantó, se ven pordioseando por las plazas en busca de un necesitado en donde poner el huevo. Al menos, Cantó, no es un abreojales navajero, sino un chaval que vale y que ha renunciado a estar en un partido pisoteado, donde los puñales se venden por regalo de Navidad.
Cómo engaña la política.
Cómo destroza personajes.
Cómo saca de los individuos su lado más oscuro y más siniestro, como poso escondido en lo más infernal del lado mundano; de su lado material.
Creo que Inés ha destrozado el puzle, que creo Albert, por quererle meter piezas que no le correspondían. La izquierda no es pieza que ensamble con ninguna otra formación. Los niños con los niños, las niñas con las niñas. Ese es el psoe.
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